El ex presidente francés, Nicolás Sarkozy, fue detenido y según informes en estos momentos es interrogado por cuestiones financieras, más relacionadas al seductor pero castigado ámbito de la corrupción: los presuntos delitos de tráfico de influencia y violación del secreto de instrucción.
De acuerdo a medios franceses, el estado legal en que se encuentra Sarkozy es inédito para la política del país galo, ya que nunca un ex presidente había estado en el régimen de ‘garde à vue’, en el cual se encuentra bajo la jurisdicción de la policía judicial y puede ser retenido por hasta 48 horas. Aquí el momento de su llegada a la sede del ministerio del Interior en Nanterre.
Al interrogatorio al que es sometido Sarkozy se suma el realizado a su abogado Thierry Herzog, y dos altos magistrados: Gilbert Azibert y Patrick Sassoust, quienes también se encuentran guardaditos provisionalmente. El asunto clave a investigarse es si la campaña presidencial del ex presidente francés fue financiada ilegalmente por Liliane Bettencourt, heredera del imperio de los maquillajes L’Oréal, además del dictador libio, el depuesto Muamar el Gadafi, esto en 2007.
Además de la financiación ilegal, se investiga se el ex mandatorio creó una “red” de informadores que lo mantenían al tanto de los procesos judiciales que lo afectaban. Se sospecha que Azibert, era el responsable de recabar información de consejeros del Tribunal Supremo sobre la investigación de la presunta la financiación ilegal de la campaña que llevó a Sarkozy a la presidencia. Como esa información no era de “gratis”, de acuerdo a esta teoría, Sarkozy le prometió ayudarlo para un puesto en la administración de Mónaco.
Los miembros del partido de Sarkozy, el UMP (Unión por un Movimiento Popular), acusan como encarnizado y premeditado el proceso que se le sigue al ex dirigente, ya que éste en las próximas semanas podría ser líder de la organización conservadora.
Por su parte, el portavoz del Gobierno y ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, señaló que el caso simplemente es una prueba de que en Francia hasta un ex presidente “es un justiciable como los demás”.