El año pasado sorprendieron al mundo entero las reformas exprés que se llevaron a cabo en El Salvador para aceptar el Bitcoin como moneda de curso legal en el país. Se aprobaron en cuestión de horas y, hasta cierto punto, se implementaron en un par de meses. Nunca se terminó de entender, bien a bien, el movimiento impulsado por el presidente Nayib Bukele. Por un lado, hay quien considera que no fue más que un stunt publicitario para ver si algo se podía capitalizar del cambio que al menos en discurso se supone radical. Por otro lado, también está quien sospecha que se trata de una estrategia enfocada completamente a los intereses y enriquecimiento personales de Bukele. Desde el gobierno se ha promocionado como una forma para aumentar la captación de remesas desde Estados Unidos (sin tener que pasar por intermediarios) en una población de muy baja inclusión financiera.

A pesar de que la decisión le costó a El Salvador que el Banco Mundial le diera la espalda, el gobierno incluso redobló la apuesta unos meses después. Anunció el proyecto de un clúster completamente enfocado a la criptomoneda: Bitcoin City. Supuestamente, la construcción comenzará en 2022. Pretende atraer la criptolocura mundial. Se trata de un espacio propulsado por bonos Bitcoin; libre de impuestos; cómo no, impulsado por energía geotérmica renovable. La inversión total del proyecto requiere de 300,000 bitcoins (como 13,000 millones de dólares a su precio actual). Precisamente, está próximo a lanzarse su “Bono volcán” para tratar de juntar los recursos para comenzar con la obra. Sin embargo, mucho de ello está en el aire; particularmente, en la medida que no termina de verse con claridad qué tan funcional ha sido la entrada en vigor del Bitcoin como moneda de curso legal en El Salvador.

El experimento Bitcoin en El Salvador: ¿éxito o fracaso?

Quizá es demasiado pronto para determinar si ha sido un éxito o un fracaso el experimento de El Salvador con el uso de Bitcoin. Sin embargo, ya existen datos e historias interesantes que permiten dimensionar cómo camina la cosa. Buena parte de la información que se da viene directamente del gobierno y no se comparte demasiado. Pero hay algunas encuestas, tanto estatales como privadas, que muestran parte de la fotografía.

En primer lugar, destaca que alrededor de 70% de la población salvadoreña desconfía directamente del uso de Bitcoin; básicamente, ni está interesada en usarla ni en aprender ni en nada. Lo que querrían es que el gobierno se eche para atrás con la decisión y ya. En segundo lugar, a pesar de que el gobierno de Bukele ha señalado que casi todas las personas en El Salvador están registradas para el uso de Bitcoin, 86% de los negocios en el país no han realizado una sola transacción con la criptomoneda.

Por último, después de seis meses de experimento, se ha registrado que solamente 2% de las remesas se envían a El Salvador mediante carteras digitales. Es decir, una de las principales razones para integrar el uso paralelo de Bitcoin en el país está lejísimos de ser una solución para los salvadoreños sin cuentas bancarias.

Desde el gobierno se ha manejado una narrativa sobre que la adopción del Bitcoin impulsó el turismo en el país, con un aumento de 30% sobre lo estimado para la temporada de invierno. Es probable que eso sea cierto. Al final del día, seguro hay gente curiosa que ha querido observar directamente cómo funciona la criptomoneda en el día a día. Más importante aún, inversionistas que quizá están interesados en evaluar si vale la pena llevar su criptolana a El Salvador.

¿Puros espejitos?

Entre que son peras o manzanas, una golondrina no hace primavera. Fuera de esos incrementos en el turismo, las historias de a pie en El Salvador retratan el uso cotidiano del Bitcoin como uno lleno de obstáculos, incómodo y peligroso. La tecnología del gobierno con frecuencia falla, haciendo que comerciantes pierdan ventas. Asimismo, todo parece indicar que la ayuda técnica es lenta y engorrosa. Además, son pocos los cajeros en los que se puede retirar el dinero físico en dólares. Encima de todo lo anterior, los salvadoreños ya han tenido que aprender a sortear los cambios violentos en el precio del Bitcoin en los últimos meses. La salida a mercado de los “Bonos volcán” para financiar Bitcoin City se ha atrasado en las últimas semanas, precisamente por la volatilidad de la criptodivisa. Todo esto da señales de que no existe aún la infraestructura para estas apuestas, particularmente en países centroamericanos.

Incluso así, en distintas latitudes parece que hay quienes quieren seguir el camino de El Salvador. Todavía no se sabe si es puro pájaro nalgón, pero ha trascendido en las comunidades de criptochismes que Honduras está próximo a anunciar que también adoptará el Bitcoin como moneda de curso legal. No sería descabellado que pase, dado que es un país que en el último año ha avanzado en la incorporación de cajeros automáticos de criptomonedas. En Asia, el Ministerio de Comunicación de Malasia presentó un proyecto de ley para también adoptar el Bitcoin de manera oficial. Sin embargo, simultáneamente, el Fondo Monetario Internacional acaba de poner candados fuertes a Argentina para frenar de tajo el uso de criptomonedas en medio de la crisis económica. 

Después del experimento en El Salvador, que presenta muchísimas dudas, habrá que estar atentos si Bitcoin y las criptomonedas de hecho se acercan a otros países.

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Soy Raúl, pero la gente me conoce como Ruso. Estudié letras inglesas en la UNAM y tengo una maestría en periodismo y asuntos públicos por el CIDE. Colaboro en Sopitas.com desde hace más de seis años....

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