Por Tania Romero

En medio de estos tiempos turbulentos, hay cosas que son impostergables. Como no hay plazo que no se cumpla, el 1ero de septiembre llegó el turno de que el Presidente Andres Manuel López Obrador rindiera su segundo informe de gobierno;  sin ninguna sorpresa, como ya es costumbre en su administración, la agenda ambiental no fue una de las prioridades.

La administración de la autodenominada Cuarta Transformación ha sido fuertemente criticada por su aparente indiferencia hacia la agenda del medio ambiente, a pesar de ser una de las principales preocupaciones a escala mundial. Además, la agenda ambiental nacional está envuelta en rebatinga política, pues fue notoria la ausencia de Victor Toledo quien aún es secretario de Medio Ambiente. Hubo hasta festejo por parte del empresario Bosco de la Vega, quien preside el Consejo Nacional Agropecuario quien parece ser fan del glifosato, herbicida que defiende a capa y espada alegando que la oposición del próximo ex secretario de la 4T (uno más a la lista de los caídos) es meramente ideológica y anticientífica. Bosco de la Vega, por cierto, sí estuvo en el informe.

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Foto: Presidencia.

La trifulca entre el secretario de Medio Ambiente y el gobierno encabezado por AMLO inició cuando el 5 de agosto en redes sociales circuló un audio en el que Victor Toledo entre otras cosas señalaba que, desde la jefatura de la presidencia, se trata de imponer la visión que impera en el mundo para grandes corporaciones, alejándose de los ejes estratégicos que había delineado la SEMARNAT; además de que Alfonso Romo, jefe de la oficina de presidencia, bloquea todo lo que es de línea ambiental tanto en materia energética como en materia de agroecología.

El Presidente aprovechó el uso de la voz para criticar a quienes llama “pseudoecologistas”, alegando que el gobierno actual cuida al medio ambiente como ningún otro gobierno lo ha hecho hasta ahora. Pero nada dijo sobre los 30 ambientalistas asesinados en lo que va de su gobierno, de los cuales cuatro sucedieron durante el tiempo de pandemia, de acuerdo con señalamientos hechos por organismos de la sociedad civil.

A Isaac Medardo Herrera Avilés lo mataron el 23 de marzo, en Morelos; Benito Peralta Arias, el 30 de marzo, en el Estado de México; Juan Zamarrón Torres, el 1 de abril, en Chihuahua; Adán Vez Lira, el 08 de abril, en Veracruz. No sólo omitió mencionarlos sino que también refirió que estamos avanzando en materia de combate a la delincuencia. Anunció desvergonzado que “ya no hay torturas, desapariciones, ni masacres; se respetan los derechos humanos y se castiga al culpable sea quien sea”.

Presumió de la siembra de mil millones de árboles frutales y maderables.

Cifra que es alentadora; sin embargo, no dijo que los árboles frutales serán para uso agrícola. El programa de reforestación del Gobierno Federal nada tiene que ver con restaurar el suelo forestal o las áreas Naturales Protegidas, sino con restaurar el campo (con esto no quiero decir que sea un mal programa, sino que no es como el presidente lo pintó en su Segundo Informe) pues se trata del programa Sembrando Vida.  El cual, de acuerdo con diversas organizaciones ambientalistas, carece de criterios ecológicos y podría causar efectos adversos en bosques y selvas. La falta de dichos criterios ha traído como consecuencia la quema y deforestación de selvas para sustituirse por cultivos frutales y maderables.

Tampoco se mencionaron las 11 mil 94 unidades correspondientes a las “especies a remover del estrato arbóreo”, “estrato arbustivo”, “individuos en el estrato herbáceo”, y “especies del estrato epifito que serán afectadas”; mismas que, de acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental de la Fase 1 del Tren Maya, presentada por FONATUR, serán derribadas. Nada dijo de los posibles daños hidrológicos superficiales y subterráneos ni de las afectaciones a la fauna.  Sobre el proyecto del tren la única mención del mandatario fue que va “viento en popa”.

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Foto: Isabel Mateos /CUARTOSCURO.COM

También viento en popa dijo, van la Refinería de Dos Bocas, que junto con el rescate de PEMEX son proyectos prioritarios para la administración actual. Ambas agendas demuestran que en pleno 2020 la administración federal sigue apostando al petróleo y los combustibles fósiles, pues para nadie es noticia que estos en la arena mundial siguen siendo negocio; detrás de los billetes, el medio ambiente y el cambio climático parecieran no ser tan atractivos. ¿Qué pensarán las generaciones de jóvenes que tendrán que lidiar con los efectos de no tener políticas correctivas y preventivas en lo ecológico? ¿Acaso es que en realidad no tenemos un gobierno transformador sino uno que opera con una visión cortoplacista y de resultado inmediato como administraciones del pasado? ¿Estamos dispuestos y dispuestas a seguir dejando a las generaciones futuras la enorme carga de nuestros errores?

El Segundo Informe de Gobierno me dejó el sentimiento que da cuando tienes gripa y ves a alguien disfrutar de tu platillo favorito cuando a ti no te sabe a nada. Una amarga frustración de no percibir lo que para alguien más es evidente; porque me encantaría vivir en el país que nos presumió el presidente en su discurso.  Tristemente, sigo en el mismo país en el que estaba ayer, en el que la agenda ambiental sigue siendo una apestada.

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Tania Romero es tapatía, estudiante de maestría, consultora y ex servidora pública. Le interesan el derecho urbano, la calidad legislativa y las políticas públicas con perspectiva de género. Milita en Futuro Jalisco.

Twitter: @TaniaRomeroL

 Fuentes

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