Por Alejandro Marín, Paulina Arroyo Gerala y Vania Olmos Lau

A muchxs nos gusta ver documentales de animales silvestres, como los de National Geographic y Animal Planet. Situados en sitios magníficos: selvas, desiertos, mares; estos documentales nos cuentan una historia sobre la vida privada de los animales silvestres, cómo se reproducen, cómo comen, y cada vez más sobre cómo nuestro modo de vida humano los está perjudicando.

Sin embargo, cuando vemos documentales de vida silvestre casi siempre estamos viendo una historia construida después de que equipos de filmación realizaran miles de tomas planeadas y las juntaran en un guión bien pensado, algo así como un reality show

¿Es trampa? No.  Los documentales hacen lo mejor por mostrar a las criaturas en su estado natural. Sin embargo, los animales son muy sensibles a la presencia humana por lo que es difícil captarlos en su verdadera intimidad. 

Para de verdad tener el real deal, lo que tenemos que usar son cámaras trampa. Las cámaras trampa están diseñadas para esconderse discretamente en la naturaleza, amarradas a un árbol por ejemplo, y operar intactas durante meses. Graban sólo cuando detectan movimiento. Gracias a ellas podemos ver los secretos que guarda el mundo animal cuando los humanos no estamos presentes.

¿Quién las usa?

Personas interesadas en confirmar la presencia de una especie y sus comportamientos —principalmente biólogos, pero no falta uno que otro curioso que las pone alrededor de su casa para ver qué sale.

cámaras animales

Investigadora y monitor comunitario colocando una cámara trampa. Fuente: Archivo propio de lxs autorxs.

Historias desde el frente

Aquí te van unas cuantas historias de lo que lxs autorxs de este artículo han vivido mientras descubren la vida secreta de los animales salvajes.

Anécdota 1 – “La Marquesa” jaguar consentida

Las cámaras trampa nos ayudan a conocer y seguir la vida de animales que podemos identificar, como los jaguares y los ocelotes. Cada individuo de estos felinos tiene manchas únicas, similar a nuestro caso con las huellas digitales. En la Selva Lacandona, junto con comunidades locales, las cámaras trampa se utilizan para monitorear cómo se encuentra la población de jaguar (taco de ojo aquí). Este proceso es muy enriquecedor ya que los ejidatarios conocen la fauna que hay en los terrenos de sus comunidades e incluso nombran a los individuos. En uno de los ejidos donde trabajamos, los ejidatarios han registrado dos veces a una misma hembra con crías, a la cual nombraron “La Marquesa”. 

Jaguar “La Marquesa” detectada con cámaras trampa. Fuente: Archivo propio de lxs autorxs.

Anécdota 2 – El reencuentro

Con aparatos diseñados para ser discretos, eventualmente la persona que pone las cámaras acaba siendo el actor principal de los videos. En más de una ocasión la cámara trampa ha captado nuestra frustración cuando volvemos al campo para recogerla y no logramos encontrarla. Sólo después de dar vueltas y vueltas en el bosque, alguien logra encontrarla y regresa con la mirada avergonzada de un niño que se perdió en el supermercado y sabe que los papás lo estuvieron observando todo el tiempo. En la selva, hay sitios que se inundan cuando crecen los ríos, como ocurrió este año en Chiapas, por lo que para recuperar las cámaras y la valiosa información que capturan es necesario tener que nadar. Si la cámara no se daña, en los videos se puede observar cómo va incrementando el nivel del agua y en algunas ocasiones se ven los animales que pasan nadando.

Anécdota 3 – Aquí nadie se salva

También lxs amigos y transeúntes aparecen en la escena más de una vez. En un proyecto que tuvimos en el norte de México, una investigadora fue captada en una cámara trampa haciendo del baño. Afortunadamente todo se oscureció a tiempo para dejar su pudor intacto. En aquella ocasión definitivamente se logró el objetivo de documentar lo más íntimo de la vida animal… incluyendo a alguien del equipo.

Anécdota 4 – El cazador cazado

Hablando de humanxs, no todos los encuentros son divertidos. En ocasiones las cámaras se colocan, con el permiso de ejidatarixs, comunerxs y particulares, en los ecosistemas conservados que tienen dentro de sus terrenos. Es común escuchar de casos en los que cazadores furtivos y delincuentes son detectados por las cámaras trampa para sorpresa de los propietarios del terreno

Anécdota 5 – Está perro

En la lista de traspasadores de propiedades también se encuentran las mascotas, pues con las cámaras se ha podido evidenciar las excursiones nocturnas de perros cuyos dueñxs pensaban que dormían y cuidaban la casa. Ni qué decir de los perros ferales, que a través de videos se ha documentado que forman manadas con más de 10 individuos en la mismísima Ciudad Universitaria de la Ciudad de México, afectando negativamente (por no decir devorando) a la fauna nativa del pedregal de San Ángel.

Anécdota 6 – La cajita feliz

Uno de los momentos más emocionantes de todo el show de las cámaras trampa es revisar lo que capturaron después de meses de haberlas dejado en la naturaleza. Esta revisión siempre ocurre al anochecer, después de haber recolectado las cámaras durante el día, ya comidxs y con chela en mano. Hay sorpresas buenas, que generalmente son las fotos y videos que los biólogxs y fotógrafxs tanto presumen. 

Aquí te dejamos algunos vídeos increíbles grabados con cámaras trampa en México:

Anécdota 7 – El falso positivo

En ocasiones, cuando la cámara no se coloca bien, o cuando por designios de la naturaleza un pasto creció velozmente justo enfrente de la cámara, al analizar su contenido tienes más de 9,000 fotos de un pasto moviéndose en variopintas posiciones durante meses. Y sí, cada foto se tiene que revisar minuciosamente para confirmar que efectivamente un animal no fue quien activó la trampa y se encuentra escondido entre los pastos. Afortunadamente para quienes revisamos fotos, cada vez hay más programas que utilizan inteligencia artificial para detectar y clasificar los animales en las fotos, ahorrándonos innumerables horas frente al monitor.

Reencuentro con una cámara trampa. Fuente: Archivo propio de lxs autorxs.

¿Cómo es que una camarita puede ayudar a la conservación de los animales que captura?

Principalmente, permiten recabar información sobre los animales, conocer cuántos hay y cómo se comportan para así poder tomar decisiones con base en evidencia que ayuden a su sobrevivencia. Por otro lado, son una herramienta que ayuda a vigilar los ecosistemas conservados e identificar potenciales amenazas como la cacería. Finalmente, y ésta es la parte más bella, ayudan a la difusión y educación ambiental. Involucrar a lxs dueñxs de la tierra en el uso de las cámaras permite que los pobladores conozcan los increíbles animales que habitan en sus terrenos, se emocionen y se involucren en otros procesos de conservación. Como bien se dice: uno no puede cuidar lo que no conoce. 

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Alejandro Marín, Paulina Arroyo Gerala y Vania Olmos Lau son integrantes de Contaminantes Anónimus.

Twitter: @contaminantesa

Facebook: Contaminantes Anónimus

Instagram: contaminantes.anonimus

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