Por Beatriz Acevedo

Introducción

GEI —gases de efecto invernadero—, incremento de la temperatura media global, deshielo de los casquetes polares e incremento del nivel medio del mar, son las evidencias asociadas al cambio climático. Ver cómo se desploma y desprende un iceberg en la Antártida es una imagen sin duda desgarradora y difícil de olvidar para quienes nos dedicamos, desde distintos ángulos, a procesar este tipo de información. En ese sentido, y en el marco del Día Internacional contra el Cambio Climático, celebrado el pasado 24 de octubre, es que vale preguntarnos cuáles son los efectos de la crisis climática en las costas mexicanas.

Antecedentes

José Arisméndi Valero en 1994 (mi maestro), siendo ya un destacado geomorfólogo costero, fue uno de los primeros especialistas que se atrevió a diagnosticar la vulnerabilidad de las áreas costeras al incremento del nivel del mar.

El celo profesional de sus colegas era muy evidente y, por lo tanto, fue poca la importancia que dieron a sus pronósticos. Lamentablemente, el tiempo terminó por darle la razón. Anticipadamente demostró la necesidad de proteger la línea de costa, sus ecosistemas y actividades socioeconómicas a los embates de la subida del nivel medio del mar.

En los bordes continentales coexisten muchas y muy variadas formas del relieve costero. La línea de costa es uno de los escenarios de mayor fragilidad ante la acción humana, debido a la interacción de factores tales como las mareas, las corrientes marinas, el viento y el oleaje.

La crisis climática y la consecuente subida del nivel medio del mar, generan los fenómenos de erosión costera e inundaciones, que pueden ser temporales o permanentes, cuando el avance del mar va ganando terrenos al continente (Acevedo Vargas, B. 1999).

Para conocer esta problemática, es imprescindible primero tener claro cuál es la dinámica natural de la línea de costa y qué acciones humanas influyen en ella.

Problemática general en las costas del sureste mexicano

La geomorfología, las actividades humanas y el grado de exposición a los eventos meteorológicos extremos de Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, hacen de estas cuatro entidades las más vulnerables a la erosión del oleaje (Marí, Carlos 2019).

Enfoquémonos sólo cómo en el caso de Tabasco, donde Lily Gama Campillo investigadora de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), ha señalado que México empezó tarde en la tarea de generar infraestructura para proteger la línea de costa. En su lectura del informe del IPCC difundido en 2018, esta investigadora también afirmó que las inundaciones y la erosión por elevación del mar NO se detendrán, ni en el mejor de los escenarios.

En palabras de Gama Campillo: “Si la humanidad logra el objetivo de que, para el 2100, la temperatura de los océanos aumente únicamente 1.5 grados –en vez de 2–, sería todo un éxito. Y si ese es el caso “serían 10 centímetros menos” el incremento del nivel de los océanos” (Marí, Carlos 2019).

Con el modelo de Teledetección de Riesgos Aplicados a los Desastres Naturales, creado por el investigador Rodimiro Ramos Reyes, a través de imágenes de satélite se detectó la alta vulnerabilidad de las costas de Tabasco, al oeste de la desembocadura del río Grijalva y aquí me permito puntualizar que, al tratarse de una extensa planicie, la poca pendiente abre el paso directo al tren de olas, poniendo en riesgo todo lo que se encuentra a su paso.

río grijalva

Río Grijalva. Tomada de: https://riosdelplaneta.com/rio-grijalva/

A las condiciones de la vulnerabilidad en sí de cada entidad, se suma el problema de la falta de coordinación entre las autoridades para tomar acciones conjuntas a nivel federal, estatal y municipal, una situación expuesta directamente por el Dr. Paulo Salles Afonso de Almeida, coordinador del Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera (Sisal, Yucatán), quien asegura que, con el paso de los años, se han dado muestras de que no hay una coordinación suficiente para que la instrumentación de planes de manejo y restauración de playas sean realmente eficientes (Marí, Carlos 2019).

A grandes rasgos la problemática de la descoordinación interinstitucional inicia con las concesiones otorgadas por SEMARNAT dando paso a construcciones en algunas áreas de las escolleras, para instalar hoteles y otras construcciones para servicios de recreación. Ello dificulta o incluso imposibilita el rescate y el movimiento de la arena de un lado para el otro.

Por otra parte, los municipios otorgan licencias de construcción en sitios de muy alto riesgo, se construyen albercas y tuberías que descargan sus efluentes hacia la playa y se genera un impacto ambiental acumulativo por problemas de erosión y de deforestación masiva.

¿Cómo se puede solucionar la problemática de la erosión costera en México? ¿Qué acciones se han tomado para orientar la toma de decisiones gubernamentales?

Conociendo ya la fragilidad natural de la línea de costa y la problemática antes expuesta, puede afirmarse, sin lugar a dudas, que la crisis climática modifica la línea de costa en México. Resulta evidente, entonces, la importancia de su monitoreo para favorecer la conservación y promover el uso sostenible de los recursos que en ella habitan.

Actualmente, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), ha generado una nueva cartografía, haciendo uso de imágenes de satélite de alta resolución espacial. El contraste con la cartografía del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela datos duros y contundentes acerca de la altísima vulnerabilidad de la dinámica costera a la subida del nivel medio del mar.

CONABIO estimó una línea de costa mayor sin considerar a las islas y registró una menor superficie del territorio nacional. Las pérdidas y ganancias son regionales y diversas, debido a la dinámica del mar. (Earthgonomic México A.C, 2020).

costas mexicanas

Esta nueva cartografía forma parte del North American Land Cover Change Monitoring System (NALCMS) una iniciativa trinacional entre Canadá, Estados Unidos y México. El mapa completo se encuentra disponible en el Geoportal de la CONABIO: http://www.conabio.gob.mx/informacion/gis/

Reflexión final

A través de un comunicado, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) señaló que para México la atención al reto del cambio climático sigue siendo un asunto urgente y de prioridad nacional. Según el INECC se necesita una inversión de 130.000 millones de dólares para alcanzar los objetivos de mitigación al 2030. Y en caso de no tomar acción alguna, el costo para el país será de 143.000 millones de dólares.

Las cifras y estimaciones pueden ir y venir desde distintos ámbitos pero lo cierto es que nosotros como habitantes activos, y no pasivos, lo que más a la mano nos queda es disminuir la presión sobre los ecosistemas costeros.

Evitar acudir a zonas costeras de alta infraestructura hotelera puede disminuir considerablemente el grado de deterioro de dichos espacios.

Mantenernos informados y ser partícipes de las decisiones gubernamentales a través de organizaciones comunales y no gubernamentales, dedicadas a la preservación de los ecosistemas, nos hará formar criterio para opinar como es nuestro derecho y exigir como es nuestro deber, el uso sostenible de todo cuanto guarda una línea de costa, frágil y hermosa como la de las costas mexicanas.

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Beatriz Acevedo es promotora cultural y ambiental.

Twitter: @ConSentidoVerde

Referencias

  • Acevedo Vargas, B. (1999). Efectos del mar de leva sobre la morfodinámica costera del sector La Guardia, costa norte de la isla de Margarita, Estado Nueva Esparta. Tesis de Grado. Universidad Central de Venezuela. Tomos I y II.
  • Earthgonomic México A. C. (2020). La crisis climática modifica la línea costera de México.
  • Marí, Carlos (2019). México respondió tarde y mal contra la erosión costera.
  • Yáñez-Arancibia, A. et al (2010). Impactos del cambio climático sobre la zona costera.

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