La demanda de agua en el contexto mundial

En 2018, un informe de la Organización de las Naciones Unidas advertía que la escasez de agua afectará a 5000 millones de personas de aquí a 2050. ¿Los motivos principales? El cambio climático, el aumento de la demanda y la contaminación del suministro, entre muchos otros factores (Fernández Roldán, L., 2020).
El origen de la escasez de agua está asociado a la acción conjunta de distintos factores, que vienen de la mano del modelo de extractivismo insostenible, tales como:

1) Sobreexplotación de ríos y de reservas de aguas subterráneas.

2) Mayor demanda de agua debido al crecimiento poblacional y de sus actividades socioeconómicas.

3) Cambio climático evidenciado en la alteración del patrón de lluvias que entremezcla situaciones de extrema de sequía, con lluvias atípicas y torrenciales.

4) Contaminación fisicoquímica, bien sea de sólidos suspendidos o de iones disueltos. En el primer caso los sólidos suspendidos incrementan la turbidez, impidiendo el paso de los rayos solares, disminuyendo el proceso fotosintetico de la flora acuática. Asimismo, la contaminación química producto de las descargas de aguas residuales afectan la disponibilidad de oxígeno disuelto a lo largo de la columna de agua, generando zonas anóxicas o carentes de oxígeno. En ambos casos, la fauna acuática se ve terriblemente afectada (Acevedo, Beatriz, 2007).

¿A cuánto asciende el consumo de agua en nuestra urbe capitalina?

Según el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, cada habitante consume al día 360 litros de agua, cuando lo recomendado son 96 litros (Ordóñez, J. 2018).

Si esta situación es crítica, aún es más preocupante saber que con motivo de la pandemia, la demanda de agua potable creció entre 20 y 50 por ciento (Enciso, A. 2020).

La disponibilidad de agua potable es un signo de la desigualdad social en la ciudad capital, basta con ver las demandas no satisfechas en la Alcaldía Iztapalapa por ejemplo, donde el suministro por tandas no es constante.

agua cdmx

¡Echen aguas!, por Emiliano Sánchez Flores.

La realidad es que las alarmas llevan rato encendidas. Nuestro complejo ecosistema capitalino se abastece de fuentes externas a precios muy costosos (Almeida Leñero, L., 2018).

La fuente principal es de origen subterráneo, de dónde se extrae permanentemente, sobreexplotando los mantos acuíferos sin dar oportunidad a que éstos se recarguen; así pues, la falta de una re-inyección equiparable en cantidad ha generado el progresivo hundimiento de la ciudad.

Reflexión final

¿Puede la ciudad de México quedarse sin agua? Sí, los expertos nos recuerdan que estamos extrayendo agua de una cuenca con recurso hídrico finito (UNAM Global, 2018).

La solución a estos desequilibrios está en la restauración de las zonas de los ríos capitalinos como Magdalena, Piedad o Churubusco.

Asimismo, la salvación al estrés hídrico está en la preservación de las zonas de humedales, que en nuestro caso corresponde al único e inigualable Humedal de Xochimilco.

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Foto: Cortesía de Tamara Blazquez.

Los humedales son un búfer a donde llegan las lluvias torrenciales y el agua se mantiene allí un tiempo determinado. Lo anterior reduce las inundaciones; así, el agua puede ser utilizada en un futuro cercano; es decir, tenemos un servicio ecosistémico de infiltración que la naturaleza nos hace gratis. Mejorar las condiciones de estos lugares podría aumentar la resiliencia de la ciudad en términos hídricos (Zambrano González, L., 2018).

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Beatriz Acevedo es geógrafa, especialista ambiental, promotora de la cultura ambiental, a través del arte, la cultura y el cine documental.

Twitter: @ConSentidoVerde

Emiliano Sánchez Flores es artista ilustrador mexicano.

Instagram: @dickens_ford

Tamara Blazquez es fotógrafa profesional con especialidad en fauna y conservación.

Twitter: @TamaraBlazquezH

Referencias

 

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