Por Raiza Pilatowsky Gruner

Cualquier estudiante de primer semestre de ecología conocerá la raíz etimológica de esa palabra: eco, del griego oîkos (casa), y lógos (tratado) de los que deriva su definición como “estudio del lugar donde vive o se halla algo”. Sin embargo, a pesar de las grandes expresiones grandilocuentes que se llegan a hacer alrededor de esta raíz (“hay que cuidar nuestro planeta porque es nuestra casa”) resulta extraño que nuestras casas, o literalmente nuestros hogares, estén tan lejos de ser una prioridad en el discurso y en la práctica del ecologismo o ambientalismo. Es así como en este escrito quiero enfocar tu atención a cómo la lucha por el ambiente empieza por nuestras casas.

El ambiente es todo aquello que nos rodea. No es solamente una referencia a un bosque intocable o a ecosistemas misteriosos del fondo marino o en los polos. El ambiente es el aire que respiramos, el agua que bebemos, las paredes a nuestro alrededor, y los organismos con los que interactuamos, incluyendo otros seres humanos. Ahora, estas cosas son tan comunes en nuestro día a día que es fácil que pasen a segundo plano y no las pensemos también como parte de un sistema de interacciones del que somos parte, pero hoy te quiero proponer dar dos pasos para atrás y que hagamos un pequeño ejercicio alrededor de la pregunta: ¿cuál es mi ambiente más inmediato? Siéntete libre de escribir una lista, dibujar un mapa mental, o simplemente imaginar todo en tu cabeza, y piensa:

¿Quién más vive en tu hogar? 

Pueden ser los miembros de tu familia, tu pareja, tus mascotas, tus plantas, las hormigas que invaden tu cocina, las arañas que se comen los mosquitos en la esquina que no alcanzas a sacudir o el moho que no has podido erradicar del baño… ¡todos esos seres son parte de tu ambiente! También es importante notar quién se encarga de qué actividades y cómo es que se llegó a ese arreglo. ¿Quién cocina? ¿Quién lava el baño o saca la basura? ¿Es una distribución justa de las actividades del hogar? 

¿Hacia dónde está orientado y de qué materiales está hecho tu hogar? 

Ubica por dónde entra el sol (si es que entra) y a qué hora, si esto hace que la casa se caliente mucho o prácticamente nada. También piensa si las paredes delgadas permiten que escuches cada movimiento del vecino o si son una amenaza cada vez que tiembla en sitios como la Ciudad de México.

¿De dónde vienen las cosas que necesitas y qué pasa con ellas una vez que termina su “vida útil” en tu casa?

Investiga quién provee de los servicios como luz, gas, agua, drenaje y recolección de basura. Qué tienen que hacer para llevar esos servicios hasta tu casa (si es que lo hacen) y si no ¿por qué no?  ¿A dónde llega tu bolsa de basura y qué pasa con los diferentes tipos de residuos que hay en ella? O ¿qué pasa una vez que jalas la palanca del escusado?

casa
Foto: Pixabay

Todo esto es parte de una gran infraestructura que tiene impactos no sólo relacionados a qué puede llegar directamente a tu casa, sino que también tienen efectos a nivel regional, como es el caso de las ciudades que importan agua de otras cuencas y que terminan desechando las aguas no tratadas al océano o a campos agrícolas. De igual manera, pensar de dónde vienen nuestros alimentos y cuánto tienen que viajar, así como el hecho de que tengamos que conseguir el agua potable de botellas, garrafones o pipas, son cuestiones que están íntimamente relacionadas a nuestras rutinas caseras.

¿Qué tan lejos quedan sitios como tu trabajo o centros enfocados en educación, cultura o recreación?

La ubicación de tu hogar también tiene fuertes implicaciones sobre cómo llegas a otros lados. La posibilidad de acceder a diferentes actividades a pie o en bicicleta, o incluso en transporte público sin tener que pasar más de 20 minutos, son lujos que pocas personas pueden darse en ciudades diseñadas para coches y que priorizan la centralización del poder estatal y del capital. La cercanía a estos centros también implica un alza en el costo de la vivienda, por lo que tener una vivienda digna y cerca a actividades laborales, educativas y de recreación significa un gasto que pocos pueden darse, y que justifica el desarrollo de más infraestructura para automóviles privados y promueve la expansión de la mancha urbana.

¿Qué pasa con las viviendas a tu alrededor que ni siquiera están habitadas y con las personas que no tienen dónde habitar?

Observa las demás viviendas en tu calle o colonia. ¿Cuántas están vacías, en venta o renta? ¿Cuánto tiempo llevarán así? ¿A quién pertenecen? Por otro lado, ¿cuántas personas puedes ver en situación de calle? Pensar desde la casa significa notar que existe un desbalance entre quienes se enriquecen de la creación y acumulación privada de las viviendas, y quienes no pueden acceder a una

Con un pie en la puerta

Ya sea que hayas decidido seguir cada paso de este ejercicio, pensar sólo en algunas de las preguntas, o te hayas saltado todo para llegar a conocer el punto de todo esto, no importa, aquí te lo pongo: nuestras casas son el punto de partida para que entendamos cómo funciona la crisis ambiental y cómo todos los distintos problemas ambientales están interrelacionados. Esta perspectiva nos permite ver las estructuras que sustentan estos problemas, y que por mucho que cambiemos a focos LED, ahorremos agua o separemos la basura, de ahí no vendrá el cambio.  

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Raiza Pilatowsky Gruner es co-fundadora y directora de Estudios Planeteando. Lleva tres años investigando, escribiendo y siendo conductora de videos y podcasts con el fin de comunicar las problemáticas socio-ambientales que afectan a nuestro país y nuestro planeta a través de la plataforma Planeteando, bajo una visión de justicia ambiental. Es Maestra en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable por la Universidad del Colegio de Londres y Licenciada en Ciencias de la Tierra por la UNAM. Tiene estudios en comunicación de la ciencia, desastres y cambio climático, y ha colaborado con organizaciones de la sociedad civil enfocadas a crear una sociedad más sustentable

Más sobre este tema: 

Hardoy, Jorge E., Diana Mitlin, and David Satterthwaite. Environmental problems in an urbanizing world: finding solutions in cities in Africa, Asia and Latin America. Routledge, 2013.

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