Estamos ya en la recta final del festival. En las salas se pueden ver las caras un tanto cansadas de algunos periodistas (no necesariamente por ver muchas películas) y aún así, el ritmo no parece haber bajado.

Tal y como lo he hecho desde ha casi una semana, estaba sentado a las nueve de la mañana en la sala para ver una de las cintas en competencia, con la –pequeña– esperanza de ver algo que me sorprendiera.

“I Hate Love”

Así pues, me dispuse a ver “I Hate Love”, segundo largometraje de Humberto Hinojosa (Oveja negra). El título no engaña, se trata de un dramón, uno de esos que sólo pueden ocurrir cuando se es joven y se está enamorado.

El drama está ahí desde un inicio, teniendo a chica rubia y california que ha intentado suicidarse en varias ocasiones y por otro lado, a un joven (éste sí, mexicano) que luego de un fuerte trauma ha perdido casi por completo la audición.

De esta forma, vemos nacer el amor entre los dos protagonistas, envueltos en un supuesto triángulo amoroso que uno nunca termina por creer del todo. Justamente, es esta falta de credibilidad la que termina por no darle la fuerza suficiente al filme, pues ni los diálogos (en ocasiones extremadamente cursis), ni la elección de la música terminan por cerrar esta burbuja de ficción.

Si a esto le sumamos algunas escenas como la escalada a una montaña rusa, la historia pareciendo más una romántica gringa (de esas para el adulto contemporáneo). Algo que pos supuesto, se ve acentuado por el uso del inglés y las locaciones en Estados Unidos, lo que no debiera significar una barre, en primer lugar.

Si bien es cierto que también es una propuesta distinta para este tipo de películas en México, sigue padeciendo del síndrome de “Amarte Duele”. Me queda claro que “I Hate Love” tiene un público al que seguramente llegará tal y como quieren llegarle, no lo dudo. Aún así, creo que si uno tiene más de 20 años y la película de Sariñana no es su referencia inmediata del cine romántico contemporáneo, es posible que no encuentre mucho más en la cinta de Hinojosa.

“El Santos vs La Tetona Mendoza”

Luego de aquella acaramelada función matutina y de una sesión de cortometrajes (en la que “4 noviembre 1990” de Stephanie Manrique y “72” de Jorge Michel Grau, fueron los más destacables), llegó la noche con una de los estrenos más esperados en el festival: “El Santos vs La Tetona Mendoza”.

Lo primero que me saltó, fue el muy bien logrado trabajo de animación, lo que atribuyo a que esta vez Anima Studios no le tiró a hacer una película “tipo Pixar” sin tener los recursos ni la tecnología; por el contrario, se mantuvo la estética de Trino y Jis, añadiendo algunos elementos en tercera dimensión.

Por otro lado, el impresionante elenco de voces con los que cuentan los personajes, resulta uno de los puntos a favor más grandes de la película. Gente como Daniel Giménez Cacho, José María Yazpik, Regina Orozco, Héctor Jiménez, Guillermo del Toro y (todos) los hermanos Bichir, logran llenar de vida los personajes desde el primer momento.

Todo está ahí: el humor, las groserías, la escatología, el surrealismo, la crítica, el delirio, las referencias a la cultura popular (y populachona) mexicana, etc. Por supuesto, habrá quien diga que luego de tantos años de existencia, hubo omisiones de personajes y de historias, pero es normal y se entiende.

Es cierto, hay momentos en los que el ritmo se tambalea y quizá el guión pudo haber sido mejor. De cualquier forma, durante la hora y media de “El Santos vs La Tetona Mendoza” eso fue lo último que me pasó por la cabeza y es de entenderse, no cada semana se ve una película de comedia mexicana (sobre todo siendo animada) de este nivel.

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