Hace algunas cuantas semanas, la exlíder y cofundadora de la fundación Black Lives Matter Global Network (BLM), Patrisse Cullors, quedó en el ojo del huracán por supuestas malversaciones de los fondos que la fundación ha recaudado a través de donaciones.
Primero salió a la luz la compra de una lujosa casa en Los Ángeles, en California, presuntamente en secreto, y luego se habló de otras compras inmobiliarias presuntamente para ella y para integrantes de su familia.

Reportes turbios dentro de Black Lives Matter
Después del asesinato de Trayvon Martin, joven afroestadounidense de 17 años en Florida, en redes sociales surgió el movimiento Black Lives Matter, en un inicio, como un hashtag. Todo tomó un impulso tras la muerte de Michael Brown en 2014 y desde entonces se convirtió en una organización que creció exponencialmente tras otros asesinatos como el de George Floyd en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
La fundación Black Lives Matter Global Network se fundó para organizar y continuar las actividades de activismo del movimiento, además de recibir/administrar todas las donaciones, que por cierto, no fueron poquitas.
En febrero del año pasado, en 2021, la fundación publicó un resumen financiero del 2020 en el que reveló haber recaudado un poco más de 90 millones de dólares. Fue la primera vez en toda la historia del movimiento en que los líderes, incluía Patrisse, transparentaron el estado de sus finanzas.

En abril de este año, el New York Post publicó una nota para revelar la compra de una casa de 6 millones de dólares en un lujoso complejo de Los Ángeles, propiedad que tiene 6 habitaciones y baños, así como alberca, estudio de sonido, espacio para oficinas, etc.
Algunas versiones apuntaron a que la activista y exlíder del movimiento hacía uso personal de la casa y que incluso había vivido en ella por un tiempo, acusaciones que la propia Cullors niega aunque admite que usó la casa para fines personales un par de veces.
En una entrevista para AP, niega que ni ella ni ningún otro líder hizo mal uso de las millonarias donaciones. Reconoció que el movimiento no estaba preparado para manejar tantas donaciones que llegaron tras la muerte de Floyd, por lo que trabajan en las bases de la fundación al mismo tiempo que recibían dinero y organizaban el activismo.
Afirma que la fundación compró la propiedad como un centro de reunión o como un campus para artistas negros pero, negó rotundamente que haya transferido millones a sus cuentas y que haya comprado propiedades para miembros de su familia.
“Esa es una narrativa falsa. Me ha impactado personal y profesionalmente que la gente me acuse de robarle a los negros“, dijo.
La activista que renunció al liderazgo de la fundación para concentrarse en proyectos políticos, reconoció que la falta de transparencia sobre la junta directiva y el personal de la fundación generó una percepción de que las cosas estaban mal.
Afirma que tras estas acusaciones ha sido víctima de acoso constante en línea y en la vida real que es inaceptable y peligroso.
Eso sí, reconoció para la agencia AP que durante una estadía de 4 días en al propiedad había usado la casa para fines personales como una fiesta tras la toma de posesión de Je Biden y Kamala Harris, así como una fiesta de cumpleaños privada para su hijo.
Dijo que estaba dispuesta a pagar una tarifa de renta a la fundación.

