Gone Girl se estrena hoy en México y hay dos excelentes razones para ir a verla al cine. La primera es su calificación de 9 en IMDB, ganada a pulso entre la crítica de manera previa a su estreno y a duras penas superada por monumentales títulos como El Padrino (9.2). La segunda razón es, por supuesto, su director. Cintas como Fight Club y Se7en taladran la mente y han dejado una marca indeleble en la cultura popular. Es imposible, por tanto, resistirse a la nueva cinta de David Fincher.
Tras explorar algunas facetas distintas al thriller en películas como The Social Network y luego de dirigir y producir montones de episodios de House of Cards, Fincher vuelve a un terreno seguro en el que se desempeña de maravilla. Este no es el primer intento de regresar al género. Ya antes dirigió la adaptación estadounidense de la novela Los hombres que no amaban a las mujeres, esta vez bajo el título The Girl with the Dragon Tattoo. Aquella fue bien recibida en la temporada, pero frente a los logros anteriores del director, dejó mucho que desear.
Con Gone Girl, Fincher logra un merecido retorno a las salas y, aunque definitivamente no es un clásico de la talla de aquellas cintas, sí merece un lugar en el top 5 de sus mejores obras. La película, basada en la novela homónima de Gillian Flynn (una de esas chicas que llevarán cada uno de sus libros a la gran pantalla), logra un ritmo narrativo impresionante que da más giros de los esperados… y quizá más de los deseados. En eso, precisamente, radican tanto su fuerza como su debilidad.
En efecto, la trama sorprende en tantas ocasiones y de maneras tan agresivas, que algunos podrían llegar a percibirla como tramposa y con justa razón: no puede dejar de sentirse la pluma de una autora quizá más encantada con su propia inteligencia que con la de sus personajes. El apresurado ritmo del guión puede llegar a sentirse atropellado por chistes innecesarios con los que se transparenta la soberbia voz de Flynn. Con todo, la autora también logra regalarnos cuadros inolvidables, entre los que se cuenta el primer beso de los protagonistas.
La historia de Gone Girl arranca con una premisa sencilla: una mujer ha desaparecido y su esposo da aviso a la policía. No obstante, pronto se convierte en el principal sospechoso. A partir de ese momento, la pesadilla se transforma y adquiere nuevos rostros, cada vez más ingeniosos y oscuros.
La actuación de Ben Affleck merece todos los aplausos. Su interpretación flaquea donde debe y cobra fuerza en el momento preciso. No es sencillo encarnar de forma verosímil a un sospechoso y colocar al personaje en el punto preciso donde merece el beneficio de la duda. La forma en la que Affleck lo logra le merecerá, al menos, una nominación al Oscar. El personaje femenino, por otro lado, deja quizá algo que desear en las manos de la bella Rosamund Pike, quien, en todo caso, ofrece el más memorable esfuerzo de su carrera.
La música corre a cargo de Atticus Ross y Trent Reznor, los inseparables y fieles compañeros de Fincher, quienes logran tonos muy adecuados aunque menos que perfectos. La fotografía, por otro lado, es obra de Jeff Cronenweth, que supera con creces el promedio hollywoodense y se esfuerza más allá de lo exigido por una cinta cuyo fuerte es la celeridad de su guión. Con todo, no se dejan de extrañar los momentos sublimes de un hombre que ha dado lo mejor de sí en cintas como Fight Club y One Hour Photo, esfuerzos apenas rozados en escenas como la de la lluvia de azúcar.
Todo buen thriller exige una buena edición y la de Kirk Baxter no podría ser mejor. Con certeza, su nombre estará entre los favoritos durante la temporada de alfombras rojas. Los cortes son perfectos y el montaje es, en esta cinta, un segundo lenguaje que habla por sí mismo, lo que suple los errores del guión.
Si es verdad aquella máxima, por muchos considerada como la única válida en el cine, que reza “no aburrirás”, Gone Girl es definitivamente una cinta canónica que cumple todas las de la ley y que va mucho más allá que eso. Es una película imperdible no sólo para los fans de Fincher, sino para los amantes del cine.
