Ante la caída del precio del petróleo, un producto del que México sigue dependiendo y que fue producido en cantidades tan grandes por Estados Unidos el año pasado que golpeó irremediablemente a nuestro país y al peso (que se cotiza a más de 15 unidades frente a un fortalecido dólar), el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha advertido que, de seguir este ambiente económico, habrá la necesidad de hacer un ajuste al gasto público.

El día de ayer, el Banco Mundial (BM) confirmó la sospecha que los economistas ya tenían desde finales del año pasado: los precios del petróleo se mantendrán bajos durante todo el 2015. El BM recomendó a los países en vías de desarrollo dependientes del petróleo (como el nuestro) invertir en políticas de desarrollo social y apoyar a las pequeñas y medianas empresas, de suerte que se fortalezca la economía interna y se reduzca la dependencia de productos extranjeros que, por otro lado, estarán más caros que nunca.

No obstante, el gobierno mexicano parece tener otros planes en mente. El día de hoy, funcionarios federales, entre los que se contaba el secretario de Gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong, mantuvieron una reunión con líderes de organizaciones campesinas que llevan tiempo esperando un apoyo a la producción agropecuaria, otra de las bases de nuestra economía. Tras la reunión, Álvaro López Ríos, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas, dijo ante La Jornada:

“Ellos nos dijeron ‘miren, lo que comprometamos, los acuerdos que hagamos tienen un pero: el precio del petróleo se ha desplomado; queremos informarles que si se sigue desplomando, vamos a tener qué hacer ajustes (al presupuesto)’. Ahí nos dijeron que el precio del petróleo estaba a 34 dólares por barril”.

Y agregó:

“Ellos hablan de ajuste, no de recorte, pero dijimos: chínguese a la alta burocracia, no a los programas sociales”.

El gobierno Federal tiene, tan sólo con estos productores, un adeudo de 500 millones de pesos.

En sus declaraciones oficiales, a Videgaray no le ha quedado más que presumir la suspensión de la larga distancia nacional y la promesa de que no se aumentarán los impuestos. Antes bien, prefiere recortar el gasto público. Lamentablemente, entre sus opciones parece no figurara hacer una fuerte inversión de emergencia a la industria mexicana.

Ante la crisis del petróleo, la lógica del gobierno mexicano es no gastar, en lugar de gastar en lo que debe y recortar por donde debe comenzar: el bolsillo de los funcionarios más afortunados.

@plumasatomicas

Vía: Reforma, el Universal, La Jornada

 

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