Ayer domingo, iniciaron los trabajos para que hoy fueran exhumados los restos de Pablo Neruda, con lo que se busca aclarar si el poeta chileno murió a causa del cáncer que padecía, o si fue envenenado por agentes durante la dictadura de Augusto Pinochet.
El cuerpo de Pablo Neruda permanecía junto a los de Matilde Urrutia, su tercera esposa, en la Casa-Museo de este autor, ubicada en Isla Negra, a unos 100 kilómetros de Santiago. Dicho recinto cerró sus puertas al público el día de ayer, con el fin de que iniciaran los preparativos para hoy exhumar los restos del poeta ganador del Premio Nobel de Literatura en octubre de 1971.
Neruda falleció en una clínica privada de Santiago el 23 de septiembre de 1973 (doce días después del golpe de estado de Pinochet) a causa del cáncer de próstata que lo aquejaba. Sin embargo, en el 2011 Manuel Araya, antiguo chofer del poeta, declaró a la revista mexicana Proceso que el mismo día de su muerte Neruda había recibido una inyección que quizá pudo ser la causante de su deceso.
Varios testigos coincidieron en esa versión, aunque muchos dudan si esa inyección contenía un calmante u otra substancia. Esto derivó en que el Partido Comunista (del que Neruda era parte) presentara una querella en el 2011 para esclarecer la muerte del poeta, misma que meses después procedió.
Los preparativos que iniciaron ayer consistieron en retirar la tierra que cubre la tumba, para después descubrir la lápida. Alrededor fue colocada una carpa protectora.
La exhumación fue llevada a cabo por cinco expertos del estatal Servicio Médico Legal (SML), cuatro peritos de la Universidad de Chile y cuatro especialistas internacionales. Además estuvieron presentes tres observadores internacionales; Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista; el chofer Manuel Araya y Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda.
Los restos serán llevados a un laboratorio de antropología del SML en Santiago, el cual será sometido a diversos análisis médicos, antológicos y toxicológicos. El lugar contará con vigilancia permanente y medidas de seguridad especiales. Los resultados de estas pruebas podrían tardar varios meses.
Sospechosa y curiosamente, la muerte de Pablo Neruda se dio un día antes de que éste se exiliara a México por invitación de Luis Echeverría. De haber llegado a nuestro país, Neruda hubiera continuado su férrea crítica hacia el mandato de Augusto Pinochet.
¿Asesinato o muerte por cáncer? Quizá esta exhumación lo aclare.