Se ha dado a conocer una extraordinaria filmación que da cuenta de cómo era la vida en los campos de prisioneros durante la II Guerra Mundial.

Tras haber sido derrotados por las fuerzas alemanas, un grupo de prisioneros aliados cayó en el campo Oflag XVIIA, ubicado en Austria, cerca de la frontera con Checoslovaquia. La fuga del lugar parecía imposible, pero el ingenio de algunos de los presos no sólo hizo posible conseguir de nueva cuenta la libertad, ya que su fuga fue documentada mediante una filmación clandestina.

El filme titulado “Sous Le Manteau” (Under The Cloak) fue realizado en secreto por los propios presos y con motivo de las celebraciones del cumpleaños número 100 del teniente Jean Cuene Grandidier -quien estuvo preso allí y formaba parte del comité de escape- ha sido recordado, toda vez que sus primeras exhibiciones datan de 1946.

La cámara con que fue grabado el material fue construida a partir de piezas introducidas secretamente en los extremos de salchichas, debido a que los prisioneros descubrieron que los soldados alemanes sólo cortaban la  comida por la mitad para su inspección y control. Los rollos utilizados fueron ocultos en los tacones de zapatos.

 En las grabaciones puede verse cómo los prisioneros abrieron uno de los 32 túneles excavados en el campo, y ya que el campo era de prisioneros de guerra (no de concentración) no había trabajos forzosos, por lo que los oficiales franceses  eran algunos de los hombres más intelectuales de ese país: “Había matemáticos, geólogos, arquitectos”, comenta Pier Vandedrais, hijo de uno de los prisioneros.

La planeación del escape fue muy bien hecha: unos se dedicaron a falsificar documentos de identidad, unos más en la confección de ropa civil y otros en los pormenores de la excavación de un túnel de 90 metros bajo la tierra.

La fuga se llevó a cabo el 17 de septiembre de 1943, día en que los alemanes cancelaron el pase de lista. Un grupo salió esa noche y al darse cuenta que pasó desapercibida, la noche siguiente salió otro contingente de prisioneros.

“La corta longitud del túnel y el número de personas en el interior hacía que tuviéramos que estar en posición fetal (…) Había tan poco aire. Algunos de los hombres se desmayaron. Esperamos casi 10 horas para salir, todo el tiempo imaginando lo peor: un pelotón de fusilamiento alemán esperando al final del túnel”, señaló Grandidier, quien fue reconocido en la ciudad de Paris y condecorado con la Legión de Honor, además de ser el único prisionero con vida.

Varios de los presos fueron recapturados, incluso antes de que la fuga fuera descubierta. La cantidad de prisioneros que volvieron al campo –sólo en la primera semana-, fue de 126. Apenas 2 de los fugados logró volver a Francia, uno de ellos fue Jean Cuene Grandidier.

*Vía BBC

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