La canciller alemana Angela Merkel se las está viendo negras para mediar entre el ala más conservadora y la socialdemócrata de su gobierno de coalición. Es la derecha la que ha presionado al gobierno que ella encabeza para lograr una serie de reformas que hacen cada vez más difícil ser un inmigrante en ese país.

Es típico de la derecha acusar a los extranjeros de ser los causantes de un (posible) desastre económico, y esta no ha sido la excepción. El ministro del Interior, Thomas de Mazière, y la titular de Trabajo, Andrea Nahles, se pusieron a estudiar el caso de los inmigrantes en Alemania (un problema que va más allá de los de origen turco o africano y que incluye a las naciones de la Unión Europea más golpeadas por la crisis que surgió en Grecia) con la intensión de establecer políticas que les hagan más difícil residir en el país.

Entre las nuevas medidas destacan el retiro de residencia para extranjeros que no demuestren, en un periodo de entre 3 y 6 meses, que tienen un trabajo; la decisión de castigar penalmente a quien posea o pretenda conseguir papeles ilegales y la prohibición de reingreso en el país a todo aquél que haya cometido algún acto ilegal en el pasado para permanecer en él . Así mismo, la coalición ha decidido limitar las prestaciones sociales para extranjeros, como las que se refieren a los apoyos a madres con hijos a cargo.

En el pasado, para satisfacer al ala más liberal de la coalición, el gobierno decidió abrir sus fronteras a ciudadanos búlgaros y rumanos, quitando el requisito de contrato de trabajo para ingresar en el país. Los conservadores, enfurecidos, decidieron presionar por su lado para limitar lo más posible el marco de acción de los inmigrantes seducidos por el sueño alemán tras el posicionamiento del país como el más desarrollado y económicamente próspero del Europa.

Según el Huffington Post:

El número de rumanos (205.026) y búlgaros (118.759) en Alemania es todavía inferior al de otras nacionalidades europeas, como polacos (532.375), italianos (529.417) o griegos (298.254), pero el ministro del Interior destacó el importante incremento que han registrado en los últimos años. El informe subraya que entre 2012 y 2014 la llegada de inmigrantes búlgaros y rumanos subió un 414,5 %.

La derecha en Europa se endureció tras la crisis económica de Grecia. Ahí, se culpan a los inmigrantes chipriotas y africanos de los problemas del país, mientras que en Alemania, se culpa a los propios griegos, búlgaros y rumanos. Todos se avientan una bolita que no puede hacer más que crecer peligrosamente.

Vía: The Huffington Post

Si eres inmigrante en Alemania y no tienes chamba, ya te cargó

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