El mes de septiembre de 2013 marcó un antes y un después para Jonás Gutiérrez, un hombre que comenzó en el deporte gracias a algunos problemas médicos y que hoy lucha contra el cáncer testicular, una situación que lo alejó de las canchas y que provocó rechazo en su contra.
Hace año y medio el exjugador del Newcastle de la Premier League recibió la peor noticia de su vida: tenía un tumor en un testículo que desató un cáncer con el que hasta la fecha lucha, algo que él denomina como “el partido más difícil que me tocó jugar”.
Todo comenzó con un golpe. El 19 de mayo de 2013 en un partido contra el Arsenal, Gutiérrez chocó con Bacary Sagna y el argentino se llevó la peor parte, su zona genital comenzó a doler y de ahí se dispararon una serie de complicaciones que hoy lo tienen lejos de las canchas pero con las ganas de vivir a tope.
Luego del aparatoso golpe, el “Galgo” recibió atención médica de inmediato, el doctor que lo trató aseguró que el dolor iba a durar sólo unas horas, pero que de no ser así tendría que recibir otro tipo de tratamiento. Y así fue, el testículo sufrió un daño mayúsculo y luego de realizar una ecografía se detectó un tumor.
De inmediato se comenzó a actuar, en el hospital de la ciudad querían actuar de manera ágil y operarlo al siguiente día, pero el futbolista tomó la decisión de irse a Argentina para estar con su familia, situación que le causó problemas en el club, quienes de forma déspota lo hicieron a un lado y le restaron importancia al problema.
Pese a tener un contrato vigente y a sabiendas de que las Urracas tenían la obligación de hacerse cargo de toda la situación, éstas de deslindaron de cualquier problema y al final el argentino tuvo que solventar todos los gastos, algo que significó el adiós del equipo para Jonas.
Así, estuvo a préstamo en el Norwich y, nuevamente, en Newcastle le dijeron que no sería tomado en cuenta. Sin embargo, su tratamiento no terminó y su lucha sigue con la quimioterapia en donde el apoyo de familiares y amigos ha servido como muestra de solidaridad.
¡Fuerza, Jonás!