Una anecdota sirve para explicar todo el poder de José Dirceu, uno de los políticos más influyentes de Brasil, fundador del Partido de los Trabajadores (PT) y considerado como “el hombre que llevó a Lula da Silva al poder”.
La historia es esta. Según la prensa brasileña, cuando Joaquim Barbosa, el primer magistrado negro de Brasil, quería ser parte de la Corte Suprema, le dijeron que el único que podía convencer a Lula era Dirceu. Barbosa fue con Dirceu, Dirceu habló con Lula y Joaquim terminó convirtiendose en el primer magistrado de color de la Suprema Corte Brasileña.
Paradojicamente, Barbosa ha sido el magistrado que acabó convenciendo a la mayoría de sus colegas de la culpabilidad criminal de Dirceu, el hombre fuerte de Lula. El número dos de la política brasileña.
A José Dirceu se le acusaba de sobornar a los partidos de oposición durante la presidencia de Lula para que apoyaran las reformas del Partido de los Trabajadores. Dirceu ha sido encontrado culpable y podría pasar veinte años en la cárcel.
Paradojicamente, otra vez, el juicio ha sido posible gracias a la consolidación de las instituciones que él fomentó desde su lugar privilegiado como mano derecha de Lula.
El hombre “que le puso la corbata a Lula” y se encargo de convertir al ex tornero en el primer presidente de izquierda de Brasil, ha sido encontrado culpable y la pregunta que se hacen es si Lula sabía o no de la compra de legisladores de la oposición brasileña.
