El fotógrafo Paul McDonough ha capturado la esencia decadente y sórdida del Manhattan de los años sesenta y setenta, décadas en las que la ciudad se encontraba en bancarrota y en su peor momento pues sus calles eran dominadas por el crimen y los movimientos culturales emergentes que impulsarían su posterior renacimiento.
Las imágenes capturan la vida cotidiana de los neoyorquinos que deambulan por las calles y parques de la Gran Manzana. La naturaleza en blanco y negro de estas fotografías recuerdan un pasado no tan brillante de la colorida urbe que conocemos ahora.
La apariencia atípica de los ciudadanos de la ciudad de Nueva York siempre ha sido algo “típico” de esta urbe.
Hacia finales de los años sesenta y hasta mediados de la década de los noventa, la administración de la ciudad de Nueva York se encontraba en graves aprietos financieros pues la migración de los grandes capitales a otras ciudades de Estados Unidos, habían dejado a la ciudad en el olvido, la ruina y el frío.
No obstante, fue durante estos momentos difíciles cuando la escena artística independiente cultural estalló para protagonizar un renacimiento que le devolvería a la ciudad de Nueva York el título de capital de la moda, la música, el cine, la literatura, entre otras expresiones artísticas.
Varios distritos pobres y decadentes de Manhattan pronto se verían convertidos en epicentros de alternativas culturales de renombre internacional debido al fenómeno conocido como la gentrificación.
