Típico, vas caminando en un desierto tunecino y de pronto te encuentras con un lago que antes no estaba ahí, típico.
Eso le pasó a un grupo de pastores hace tres semanas, quienes recorrían el desierto de Gafsa, en Túnez, cuando se toparon con un deposito de agua que los desconcertó. Uno de ellos es Mehdi Bilel, quien habló de lo sucedido:
“Luego de varias horas en el camino sin detenerme, honestamente creí que estaba alucinando. No se mucho de ciencia y creí que era magia, algo sobrenatural”.
Su profundidad va de los 10 a los 18 metros. De momento, el origen del lago es todo un misterio, aunque la teoría más aceptada es que una capa de roca que contenía agua fue fracturada por un sismo.
Por precaución, las autoridades de Gafsa le piden a la población no meterse al agua, pues ha cambiado de color azul al verde, situación que podría indicar que el líquido es cancerígeno o podría estar contaminado. La Oficina de Seguridad Pública afirmó que…
“El cambio de color es signo de que el agua está estancada, lo que significa que es un perfecto caldo de cultivo para parásitos y enfermedades”.
Por si esto fuera poco, en la región hay minas de fosfato, químico cuyos residuos son muy radioactivos.
Aún así, casi nadie ha pelado estas recomendaciones pues muchos habitantes hacen acto de presencia para darse un chapuzón y refrescarse ante las altas temperaturas del desierto. Ahora, este lago parece sucursal de Caleta en Túnez:
Como vemos, se la están pasando a todo dar, tanto que ya hasta abrieron una página en Facebook para mostrarle al mundo cómo se divierten:
Hasta me acordé cuando mis papás me metían a las fuentes con agua verde de la segunda sección de Chapultepec.