De acuerdo a un estudio realizado en Estados Unidos, los hábitos alimenticios de las personas más cercanas a nosotros podrían afectar o beneficiar nuestra salud.  Esto aunque suena bastante lógico no se había demostrado científicamente.

El tener amigos más o igual de gordos que nosotros probablemente nos conducirá a elevar nuestro peso considerablemente, y viceversa, afirman investigadores de Universidad de Loyola en Chicago. Esto con base a estudios que se han demostrado que la obesidad es propensa a “atraerse” entre grupos sociales.

Dicha investigación involucró a poco más de 1800 adolescentes de dos escuelas secundarias y estuvo apoyada por el Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente, el cual ha seguido los hábitos nutricionales y de salud de la población investigada.

Luego de un año de seguimiento, los resultados confirmaron que, efectivamente, las personas que sufren obesidad se juntan “en bola”, literalmente, además de demostrarse que si alguien con sobrepeso tiene amigos chonchitos su probabilidad de subir de peso aumenta 56% y, por otra parte, si tiene amigos delgados baja la probabilidad a sólo 27%… es así que la televisión nos ha mentido y parejas como “Viruta y Capulina” son -de acuerdo a este estudio- poco probables…  tarde o temprano uno tiene que modificar el peso.

Sin embargo el asunto no es de discriminación, como pudiera parecer para algunos, sino que esta investigación ayudará a desarrollar mejores intervenciones para prevenir la obesidad, “no debemos tratar a los adolescentes como seres aislados”, señala el doctor David Shoham, director del estudio.

Pero no se preocupen, si tienen un cuate gordito o ustedes son los gorditos del grupo, pronto podría haber una vacuna contra la obesidad, ya que científicos estadunidenses han notado que ni dietas ni ejercicios hacen que la población baje de peso y por tal motivo llevan tiempo trabajando  en un medicamento para quemar la grasa corporal.

Hasta el momento, la empresa de biotecnología, Braasch Biotech LLC, en Dakota del Sur sólo han experimentado  con ratones, los cuales luego de un tratamiento, en tan sólo cuatro días lograron perder 10% de masa corporal.

Pero ¿cuál es la sustancia que le han estado inyectando a los ratoncitos –que por cierto, para llevar a cabo el experimento fueron puestos en engorda durante ocho calóricas semanas-?: Se trata de una hormona llamada somatostatina, la cual  se encarga de limitar la producción de la hormona crecimiento y del factor de crecimiento insulínico.

Sin embargo no le empaquen de más, ya que los desarrolladores de esta vacuna prevén que sólo será utilizada cuando las otras opciones (dietas, ejercicio, tratamientos, etc) no funcionen… y eso cuando esté disponible, para lo que aún falta.

Vía: BBC, Terra.com

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