Hu Jintao, el presidente chino, ha hecho un llamado a la nación china.

Un llamado a la guerra, no la armada, tal vez menos importante que a la que refiere Jintao, un llamado a la guerra contra la cultura occidental: contra Lady Gaga, Harry Potter, los Transformers y McDonalds; una guerra por el renacimiento y revitalización de la cultura china y sus valores, los valores del partido Comunista y la Ciudad Prohibida, una lucha a favor de una nueva creatividad “que situe a china en el lugar que le corresponde en el mundo”.

El diagnóstico de los estadistas del Partido Rojo no es erroneo, la milenaria cultura oriental ha perdido fuerza contra el embate del occidente, como todas las culturas, como todo. Pero tal vez su petición es la que no es tan sensata, las nuevas manifestaciones artísticas no surgen de peticiones gubernamentales ni programas estatales. Las nuevas manifestaciones se dan como parte de un proceso de asimilación e intercambio entre individuos y sociedades, y el regimen chino se ha empeñado en censurar a sus artistas más originales a favor de manifestaciones artísticas “genuinamente chinas”, lo que sea que esa frase signifique.

El problema de Jintao es el mismo de todos los que para reafirmar su poderío han buscado en el arte un medio para expresar los valores y virtudes de regímenes, casi siempre, sanguinarios y opresivos.

Hittler, Goering y los Nazis destruyeron libros, edificios, robaron esculturas y se encargaron de aniquilar sistematicamente todas las manifestaciones artísticas e intelectuales que fueran en contra del nacionalsocialismo, luego ellos se encargaron de filmar películas, tallar esculturas y construir edificios “más arios”. Stalin y el Partido Rojo inmortalizaron a campesinos y obreros rusos con el Realismo Socialista, una deformación pictórica que buscaba ocultar la realidad de los campos de concentración y la guerra sucia sovietica. Y mucho más recientemente, la muerte de Kim Sung Il nos ha permitido acceder a http://www.forocomunista.com/t7358-arte-norcoreano las manifestaciones artísticas del pueblo Norcoreano, postales ultrakitch del gran líder, casi siempre ridículas.

Afortunadamente para Jintao y el Partido Rojo, la nueva revolución cultural china ya está en marcha, pero tal vez no sea la que él esperaba. No es la China de los dragones y el kung fu, es la China de los campos de concentración y las ciudades máquilas, del hambre y la represión política.

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