A quien en su momento representó la mafia sindicalista en México ahora vira a ser considerado el “Robin Hood” del nuevo milenio.
El ex dirigente del sindicato petrolero, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, vuelve a ser titular de los medios de comunicación al aventarse una declaración por demás épica: buscará recuperar el fideicomiso que le fue quitado tras su detención en 1989… pero no para él, sino dárselo a los pobres.
“Quiero regalarle el dinero a los pobres, a todos los pobres de México”
Para lograr su objetivo, el mártir de las causas popular ha planeado pedir que el gobernador de Tamaulipas, el priista Egidio Torre Cantú, le haga la “balona” y medie para que le sea regresado dicho fideicomiso, el cual, de acuerdo con cálculos de “la Quina”, ha generado utilidades suficientes para dar alegrías a muchos pobres del país.
Recordemos que allá por el lejano año de 1987 fue creado este fideicomiso por el Sindicato Revolucionario de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Las cantidades absorbidas por Banamex, Bancomer y el extinto Banco Obrero no son nada despreciables: 3 mil millones, mil millones de viejos pesos y el tercero perdido.
De ser devueltos los millones que la propia “Quina” sustrajo del sindicato de trabajadores petroleros, se los “auto robaría” para, en una suerte de Robin Hood, entregárselos a quienes menos tienen… ¿cómo sería esa entrega? … vamos por pasos, lo primero, señaló, es recuperar el dinero, ya que sólo con el aval de los bancos puede destrabar los recursos, advirtió.
Joaquín Hernández Galicia es célebre por el llamado “Quinazo”, considerado una demostración de que en México quien manda es el presidente: el 10 de enero de 1989 “la Quina”, el máximo líder de uno de los sindicatos más poderosos del país y que en repetidas ocasiones se había enfrentado al entonces representante del Ejecutivo, Miguel de la Madrid, fue arrestado y acusado de posesión ilegal de armas y el asesinato de un agente federal. Por estos cargos purgó una condena de 35 años de cárcel, de los cuales 8 pasó encerrado. Este movimiento se dio poco antes que Carlos Salinas de Gortari tomara posesión de la presidencia de la República: “nadie por encima del presidente”.