¿No fumas, no tomas, y ni siquiera sales a fiestas? ¿Te alimentas bien, comes cosas saludables y tu único problema es no tener amigos ni mucha vida social? Te tenemos una mala noticia: estás deteriorando tu salud.

Así es, por el simple hecho de ser un #ForeverAlone, reduces tus posibilidades de mantenerte saludable. De acuerdo a un estudio realizado por la Brigham Young University, en Estados Unidos, las relaciones sociales son uno de los factores determinantes para establecer las posibilidades de que una persona sea o no longeva.

Los resultados de estas pruebas fueron publicados por los profesores Julianne Holt-Lunstad y Timothy Smith en el “Journal Plos Medicine”. En ellos se muestra que los vínculos sociales de cada persona (amigos, familia, conocidos, colegas, vecinos, etc), aumentan la posibilidad de sobrevivencia hasta en un 50% en quienes acaban de ser dados de alta tras una operación complicada.

En contraparte, la escasez de compañía e interacción social debe ser considerada como un riesgo para la vida, ya que equivale a ser alcohólico o a fumar 15 cigarros al día (lo curioso es que muchos, entre más interacción social tengan, más fuman y más beben, osea que sale lo mismo).

Holt-Lunstad y Smith coinciden en que la soledad es incluso peor que no hacer ejercicio y el doble de dañina que la obesidad.

Para llegar a estas conclusiones, se realizaron 148 estudios en los que fue medida la frecuencia de las interacciones humanas de los pacientes, y se les hizo un seguimiento de siete años y medio después de que fueron dados de alta en algún centro de salud. Aquellos que tuvieron un buen nivel en sus frecuencias de interacción social aumentaron sus posibilidades de sobrevivir en un 50%.

¿Y por qué ocurre esto?

El beneficio a la salud ocurre en dos frentes. Por un lado, la familia y los amigos influyen de manera positiva en la salud gracias al apoyo tranquilizador y cambio de actitud que provocan en el paciente; por otro lado, cuando alguien se siente parte de un grupo, hace lo posible por cuidarse a sí mismo y asumir menos riesgos, pues se siente responsable de las otras personas.

También es importante señalar que estos efectos protectivos de las relaciones sociales se extienden a todas las edades. Sus beneficios se manifiestan no sólo en el plano psicológico, sino también en la salud física.

Todas estas aseveraciones, si bien han sido comprobadas, aún no son del todo aceptadas por organizaciones de la salud.

Así que en sus propósitos del año nuevo, es mejor que incluyan tener más amigos, si no, de nada servirá que dejen el cigarro y el alcohol.

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