Parecería que para defender y respaldar al «otro» hay que tener cierta disposición de entenderlo y atenderlo, esto quiere decir, poner atención a lo que tiene que ver con él, en este caso: el nombre del lugar donde viven.

La CDI es una comisión que se creó para que procurara los intereses de los pueblos originarios de nuestro país, esto debería incluir una disposición por parte de los funcionarios por aprender y entender la razón de ser y el modo de vida de los ciudadanos mexicanos de origen indígena (eso empieza por respetar y atender el nombre de los lugares en los que viven). Y no es que esperemos que la titular aprenda algún idioma indígena (que nunca está de más, todos deberíamos tener nociones, saber más lenguas siempre es mejor). EL problema es que parece que no sólo no hay un interés por las lenguas sino que no lo hay por, siquiera, repasar el nombre de los poblados a los que «se va a ayudar» para no decirlos mal en el discurso.

La funcionaria encabezó un evento en el municipio de Atempan, Puebla, donde suscribió el convenio de coordinación con el gobierno estatal y anunció la entrega de 288 millones de pesos para obras en comunidades indígenas de la entidad.
Durante su intervención, la funcionaria tuvo ciertos problemas a la hora de pronunciar los nombres de los poblados de la Sierra Norte del estado:

«Los felicito por esta inauguración que vamos a llevar a cabo de esta, cuarta etapa ¿o tercera? Segunda, segunda etapa de esta carretera que está comunicando este municipio de Tezompán (sic) y Apa-ta-u-yan…es que luego sus nombres son medio raros»

Fuera del problema con los nombres, por lo menos debería saber qué etapa de la carretera es en la que van. Se llama profesionalismo cuando un político estudia detenidamente lo que va a decir, a quién se lo va decir, el cómo y dónde en un evento como los de este tipo. Así, los políticos más brillantes son aquellos que cautivan a su público, no sólo por el tipo de cosas que dicen, sino por la atención que tienen hacia él (además es también por educación).

Según el portal de noticias Central, la funcionaria también se mostró algo «evasiva» a la hora de que los pobladores le colocaran un huipil y un collar de flores (¡Ay, por Tláloc y todos los tlaloques!¿es en serio?).

Para Imagen Poblana, la funcionaria cambio «en reiteradas ocasiones» los nombres de los municipios poblanos. Dijo «Tezugüitlán» en vez de Teziutlán; «Tetelés de Avilez» en vez de Teteles de Ávila Castillo y «Atempán» en lugar de Atempan.

Según Proceso, desde que designaron a Mayorga como titular de esta comisión ha generado controversias. Los liderazgos indígenas la calificaron como una auténtica desconocida para los pueblos, además de desconocedora del tema.

Además, si bien se acuerdan (y si no den click aquí), cuando llegó a la CDI solicitó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público 7.5 millones de pesos para remodelar sus oficinas y gastó 165 millones de pesos para renovar el parque vehicular de la dependencia, números que contrastaban con lo que se gasta la misma dependencia en los programas sociales para ayudar a los ciudadanos indígenas de nuestro país.

Pero fuera del dato escandaloso del dinero que se gastó en sus oficinas, lo que más llama la atención es el desinterés ¿o fue falta de preparación? en su discurso y el público que la escuchó. Que no supiera lo avanzado del proyecto o pronunciara bien los nombres sólo indica una cosa, no repasó su discurso ¿por qué no le interesaría repasar bien su discurso para decirlo de manera magistral, como se supone se deberían dar los discursos de los políticos? ¿qué es lo que evita que, entre todas sus actividades, ésta no tenga la suficiente prioridad? En fin, deja mucho qué pensar.

***Vía Proceso

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