Estamos a diez días de celebrar las elecciones federales, el nervio se siente, la tensión se respira, pero si tuvieramos que elegir una sola palabra para describir el ambiente político de nuestro país, sin lugar a dudas tendría que ser incertidumbre.

Incertidumbre por no saber si los candidatos aceptarán los resultados oficiales, incertidumbre por no saber si el IFE habrá aprendido de los errores del pasado, incertidumbre por no saber si después de todo lo dicho y hecho, la gente se presentará en las casillas, e incertidumbre, por no saber si realmente, los ciudadanos de este país, los que decimos querer y amar a México, vamos a permitir que de nueva cuenta dos o tres políticos, nos dividan y nos separen amén de una elección.

Y si lo que nos preocupa es pensar en lo caótica que puede ser la mañana del 2 de Julio, créanme que no tenemos que esperar tanto tiempo, pues basta ver como TODOS los candidatos han salido en las últimas semanas a vendernos la idea de que “ellos son los ganadores” de las elecciones, pues así lo dicen “sus encuestas”.

Y llámenme extremista, pero para mi no hay peor engaño o fraude en el presente proceso electoral, que en efecto, las encuestas y sobre todo, la manera en la que nos son presentadas, pues lo que supone ser un documento informativo, se ha convertido en una herramienta artera de manipulación.

Según la Real Academia Española, una encuesta es un “conjunto de preguntas tipificadas dirigidas a una muestra representativa, para averiguar estados de opinión o diversas cuestiones de hecho.”

Partiendo de dicha definición, podemos saber que:

Las encuestas son un muestreo, no un pronóstico.

¿Y cómo interpretar o leer una encuesta? Es la pregunta que nos hacemos todos, sobre todo desde que alguien, al ver que en esta elección había un gran número de electores indecisos y que ello automáticamente descalificaba cualquier muestreo, tuvo la brillante idea, de sus pantalones, presentarnos únicamente los “porcentajes de votación efectiva”.

Tras las críticas recibidas, Mitovsky publicó esta guía para leer las encuestas preelectorales donde claramente se nos explican todas esas variables que pueden terminar utilizandose para manipular a favor o encontra los resultados de la misma.

Y los que hace un mes vitoreaban la encuesta de Reforma que colocaba a tiro de piedra a Andrés Manuel López Obrador de Enrique Peña Nieto, son los mismos que hoy irresponsablemente se preguntan “¿cuánto les habrán pagado?” al ver que la nueva encuesta del mismo diario, arroja resultados diferentes.

Sin embargo, manipular una encuesta no es tan fácil como dar o recibir mordidas, de hecho, si somos  estrictos, TODAS las encuestas son pagadas, y créanme que no salen baratas (en alguna ocasión quisimos hacer una y nos fuimos de espaldas cuando llegó la cotización) y hay muchos factores que juegan, empezando por el número de personas encuestadas, si el ejercicio fue físico o telefónico, en qué zonas del país se realizó, etc. etc. etc. lo cual puede hacer que una misma encuesta, nos de diferentes resultados, y es ahí, donde uno tiene que ponerse vivo y cuestionar cómo se llegó a las cifras que los medios nos presentan.

¿O soy el único que recuerda el bochornoso incidente de la “Encuesta Berumen” que resultó ser un tremendo fiasco, al no presentar cifras, sino “rangos de porcentajes” en donde, según ellos, había un empate técnico entre AMLO y Peña Nieto, para luego darnos cuenta de la única manera en la que podría ocurrir el famoso “empate” en dicha encuesta, es si medíamos el rango máximo de AMLO de 31.8% con el mínimo de EPN de 30.9%.

Dicen que en política, “todo es cosa de percepción” y vaya que partidos, candidatos y medios de televisión buscan permear nuestro voto, con “su percepción”. Ya lo menciona el respetado periodista Alfredo Jalife-Rahme en este artículo en donde cita al maestro David Moore, escritor del libro “How to Steal an Election” en los Estados Unidos: “Las encuestas no informan la opinión pública, la fabrican”.

No hay cosa más irresponsable que ver a algunos medios presentando sus encuestas sin enseñarnos con la misma relevancia, la metodología usada, vaya, con tal de vendernos la idea de que es “auténtica” ya hasta nos esconden el número de personas que decidieron no contestar la misma o se dijeron aún indecisos. Y eso, aquí y en China es una clara manipulación de la información y del voto; ya sea desde quienes piensen que “pa que votar, si las encuestas dicen que de todos modos Peña Nieto va a ganar”, hasta quienes terminen decidiendo su voto a favor o encontra de Andrés Manuel López Obrador o Josefina Vázquez Mota, apelando al voto útil.  Vaya, ya ni siquiera se molestan en aclararnos que en cada muestro existe un margen de error, cercano al 2%.  Simplemente deciden poner el encabezado que mejor convenga y publicar sin decir agua va los resultados.

No nos hagamos bolas, al final, la única encuesta que de verdad importa, es la que todos contestemos el próximo 1 de Julio en las urnas.

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