La violencia se intensifica y la negociaciones fallan
El conflicto en Gaza ha sido calificado por distintos medios como el más intenso de los 3 ocurridos en la zona desde 2007. La operación, conocida como Margen Protector, ha dejado un saldo de al menos 509 muertos (casi la mitad de ellos, mujeres, niños y ancianos) y más de 3 mil heridos. A esta le preceden las ofensivas Plomo Fundido (2008), en la que murieron mil 400 personas, y Pilar Defensivo (2012), en la que murieron 160. Por su parte, las bajas israelíes ascienden a 20: 18 soldados y 2 civiles.
El objetivo de la operación Margen Protector es desmantelar la infraestructura de Hamás. Particularmente, el ejército de Israel desea destruir los túneles en los que, afirma, la resistencia palestina resguarda armamento y materiales para fabricar explosivos.
La táctica de Israel es constante: movilización de tropas por el día y ataques a los centros de operación de Hamás por la noche. Durante las movilizaciones de esta madrugada en el barrio de Shejaiya, al norte de Ciudad Gaza, perdieron la vida al menos 75 personas. En suma, las muertes ocurridas en el territorio este domingo ascienden a 100.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de ONU, en sesión de emergencia, ha llamado al “inmediato cese de hostilidades” en Gaza. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, junto al primer ministro británico, David Cameron, encabezan la petición a Israel, aunque reconocen su derecho a defenderse.
Unas 81 mil personas buscan refugio en las escuela de la UNRWA, agencia de la ONU para los refugiados palestinos ha habilitado 67 centros para los que huyen de su casa.
Entre los ataques israelíes de esta mañana, se cuenta uno en contra de Al-Aqsa, en Der al-Balah, al centro de la Franja, que ha causado al menos 14 heridos, entre los se cuenta personal médico.
Las autoridades internacionales buscan una solución al conflicto. El secretario de Estado de Obama, John Kerry, viaja esta noche a El Cairo, lo mismo que el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, para reunirse con el titular de Exteriores de Egipto, Sameh Shukri, con la intención de generar una estrategia para lograr un alto el fuego.
¿Qué buscan el Estado de Israel y Hamás?
Egipto, tradicional mediador en los conflictos entre Israel y Palestina, ya propuso una tregua que Hamás rechazó porque “no se le había dado previo aviso”. El grupo musulmán asegura que no cesará en su contraataque hasta que Israel cumpla con sus demandas, entre las que se cuentan el fin del bloqueo comercial que Israel mantiene sobre la Franja (impuesta desde el comienzo del mandato de Hamás), la reapertura del paso fronterizo de Rafah, que une al territorio palestino con Egipto, y la liberación de prisioneros de guerra.
Por su parte, el presidente israelí, Benjamín Netanyahu, se niega a la negociación y al cumplimiento de las peticiones Palestinas, pues argumenta que en cuanto el grupo Hamás asumió el poder en Gaza hace 7 años, desconoció abiertamente al Estado de Israel y declaró una ofensiva no sólo contra su administración, sino contra el pueblo judío en general, amenazando abiertamente la seguridad del país. Netanyahu sostiene que el bloqueo comercial y el control de las fronteras de Gaza responden a la necesidad de limitar el poder armamentístico de Palestina, opción que prefirieron en principio por encima de la ofensiva militar. Sin embargo, la estrategia no ha sido suficiente y, tras los ataques de Hamás contra las fronteras de Israel, se han visto obligados a reaccionar por tercera ocasión.
Aquellas medidas se suman a la llamada Cúpula de Hierro, la estrategia técnica de Israel para neutralizar los ataques de misiles de Hamás contra su territorio.
Desde Shejaiya han sido disparados 140 cohetes contra Israel en los últimos 13 días. Siendo estrictos, este último episodio del conflicto inició tras una insistente, aunque poco efectiva, ofensiva de Hamás en contra de Israel.
El racismo y el fanatismo nublan la opinión
Más allá de Medio Oriente, resulta preocupante la guerra que se libra en la divulgación de la información y análisis del conflicto. Los análisis y comentarios en redes parecen decantarse por uno de ambos actores, que equivocadamente identifican con pueblos enteros. El conflicto en Gaza, no obstante, no lo libran los pueblos judío y palestino, sino el mando de Hamás y la administración del Estado de Israel. El poder militar de este último es claramente superior al de Hamás, y sus acciones han sobrepasado, en opinión de algunos, el ataque al grupo islamista, en lo que claramente se ha convertido en una ofensiva contra el pueblo palestino.
Por su parte, algunos analistas aseguran que la escalada en la dureza de las acciones de Israel, si bien ha desmoralizado al pueblo palestino, pueden elevar la confianza de Hamás, cuyos miembros más radicales aplauden la resistencia palestina, aunque ha costado la vida de “cientos de mártires”.
La opinión pública parece dominada por un fanatismo palestino. Algunos ven en la resistencia Palestina una imagen de los movimientos de resistencia de todo el mundo. Este fanatismo ha llevado a muchos a negar el pasado del pueblo judío e incluso a calificar de simulación episodios históricos como el Holocausto. Niegan, así mismo, la abierta ofensiva de Hamás y su cruzada antisemita. Por otro lado, una actitud de sospecha frente a tal fanatismo ha generado una reacción inversa de defensa absoluta de las acciones de Israel, que comienzan a tomar proporciones genocidas.
Sin embargo, el conflicto es mucho más complejo que un enfrentamiento étnico-religioso, y ciertamente, no se resuelve con posicionamientos racistas y extremistas por ninguno de los dos bandos, mismos que existen sólo en virtud de una retorcida retórica mediática. Mientras Hamás llame “mártires” a los palestinos muertos y el Esado de Israel expanda sus ataques más allá de Hamás, la tragedia en Gaza persistirá.
Vía: El País, La Jornada, BBC