Edward Snowden, el exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) y responsable de una de las filtraciones de información sobre espionaje más importantes en la historia, ofreció ayer una sesión de preguntas y respuestas a través de video chat en la que reiteró su rechazo frente a la política de “información preventiva” que la administración de Obama lleva a cabo.

Durante la sesión, Snowden contestó a preguntas en torno a la seguridad de la comunicación en internet, su posible regreso a los Estados Unidos y su apreciación de la política de espionaje. El excontratista refugiado en Rusia afirmó una vez más que la vigilancia de comunicación masiva de la NSA es anticonstitucional, que son los ciudadanos los que deben ser consultados por el gobierno para suscribir o denegar el derecho de la administración a la vigilancia y que, pese a las amenazas de muerte en su contra, “no seré intimidado”.

“Ahora hasta el presidente está de acuerdo que nuestros programas de vigilancia se han pasado recolectando montos masivos de registros personales sobre estadunidenses comunes que nunca han sido sospechosos de ningún delito. Esto viola nuestra protección constitucional contra cateos y confiscaciones ilegales”, sentenció, refiriéndose al discurso ofrecido por el presidente Obama hace unas semanas y que, según las encuestas, no causó efecto alguno sobre la opinión pública en torno al espionaje masivo.

Snowden recordó que son más de 120 millones los teléfonos intervenidos y vigilados por el gobierno Estadounidense desde que comenzó esta vigilancia y que, pese a la afirmación de Obama de que “no se ha abusado de estos programas”, el inspector general de la NSA ha identificado al menos 12 casos de abuso.

Aunque el programa tiene como objetivo evitar el complot “terrorista” o cualquier otra confabulación que ponga en peligro la seguridad nacional, hasta la fecha, señaló Snowden, no ha contribuido a capturar a un sólo criminal.

“Cuando incluso el gobierno federal dice que la NSA violó la Constitución por lo menos 120 millones de veces con un solo programa, pero fracasó en descubrir un solo complot, es hora de poner fin a la recaudación en bruto, lo cual es un eufemismo para la vigilancia masiva. Simplemente no hay justificación para continuar una política inconstitucional con una tasa de éxito de 0 por ciento”.

Condenó toda política que promueva la vigilancia en un sentido preventivo, pues pone en jaque la confianza de la ciudadanía en un Estado así como la participación ciudadana en una democracia:

“Fundamentalmente, una sociedad en que el monitoreo masivo de la suma de la actividad civil se vuelve rutinaria es volver las tradiciones de libertad hacia la infraestructura iliberal de la investigación preventiva, un tipo de Estado cuantificado donde las acciones más mínimas son evaluadas para ver si son apropiadas […] debería ser resultado de una decisión pública y no de una conferencia a puerta cerrada”.

Cuando fue cuestionado sobre sus motivaciones para denunciar el programa y la razón por la que decidió hacerlo a través de la publicación de información confidencial de estado y no usando vías institucionales dentro de la NSA, contestó:

“No es bueno para nuestro país, no es bueno para el mundo, y yo no me iba a quedar parado observando lo que ocurría”.

Afirmó que realizó “esfuerzos tremendos” para lograr reportar los abusos por la vía burocrática y que no era el único incómodo con lo que estaban haciendo. Sin embargo, por miedo a perder un trabajo bien pagado y una carrera prometedora, o bien, temerosos por la represalias legales, ninguno se atrevió a proceder contra la institución. Bajo un escenario de esta clase y sin apoyo al interior de la NSA, no tenia otro remedio que publicar la información.

Cuando fue interrogado sobre su regreso a Estados Unidos, lamentó: “no es posible bajo las política actuales de protección de denunciantes”. Consideró que todo juicio en Estados Unidos sería tendencioso porque el Estado, en todos sus niveles, considera que su denuncia puso en peligro la seguridad nacional.

El procurador general en Washington, Eric Holden, aseguró que podrían llegar a alguna clase de acuerdo que redujese el castigo hacia Snowden si regresara y aceptara su culpabilidad. Sin embargo, descartó toda posibilidad de amnistía o indulto: “la noción de clemencia no es algo que estemos dispuestos a considerar”.

Si el discurso de Obama no contribuyó a elevar la simpatía por el espionaje, los argumentos que Snowden sostuvo durante el video chat sí tuvieron un impacto en la opinión pública: según la última encuesta de Pew Resarch, el 53% de los estadounidenses se opone a los programas de vigilancia masiva, mientras que un 40% lo aprueba. Estos números estaban invertidos a penas la semana pasada.

Si quieres leer la transcripción completa de video chat en inglés, puedes consultarla aquí.

Vía: Freesnowden.is, La Jornada

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