Este domingo, Grecia vivió un proceso histórico. Diez millones de ciudadanos han sido llamados a participar en unas elecciones que por primera vez dieron el triunfo a la izquierda en el país con un proyecto de gobierno que seguramente será aceptado por el pleno del Parlamento. En la contienda participaron 18 corrientes políticas, aunque sólo 7 llegaron a la cámara, pues la ley electoral exige a los partidos el 3% de los votos para lograr representación.
El ganador Syriza (Coalición de Izquierda Radical), partido del activista Alexis Tsipras, recibirá 50 representantes más, como lo dicta la ley. Los 300 miembros del parlamento votarán en los próximos días para elegir un proyecto de gobierno.
¿Qué está en juego?
Syriza (Coalición de Izquierda Radical) triunfó al cosechar más del 36% de de los votos. Este partido de izquierda busca terminar con las políticas de austeridad y de rescate que Grecia ha aplicado desde 2008, luego de que su caída en una fuerte crisis financiera obligara a la Unión Europea a hacerle grandes préstamos a cambio de condicionar sus gastos. Aquella crisis fue el fruto de tasas de interés bancarias e hipotecarias mal calculadas por el gobierno y empresas privadas. La caída de Grecia en 2008 coincidió con la de Estados Unidos, que tuvo causas similares y juntas generaron la última gran depresión económica mundial.
Syrza sostiene que los ciudadanos inocente no deben cargar más con los errores de aquella mala administración y, aunque no promueven la salida de la eurozona, sí piensan presentarse firmes a renegociar las condiciones y dimensiones de una deuda nacional que supera los 300 mil millones de euros, equivalente al 174% de lo que el país produce anualmente. De esta manera, Grecia podría convertirse nuevamente en un terrible dolor de cabeza para la Unión Europea al ostentar el parlamento más abiertamente opositor a sus políticas.
En Grecia, los ciudadanos son, en general, un 40% más pobres que en 2008. Es por esto que a Syriza le gusta comparar el panorama económico y político de la nación con el de un paisaje de posguerra y, justamente, es bajo estos términos que desea proceder ante la Unión Europea. Los candidatos del partido han prometido una reestructuración de la deuda, pero para lograrlo, deberán primero vencer en el debate a los altos mandos europeos y al Fondo Monetario Internacional. La apuesta es arriesgada, pues, de no ganarlo, Grecia sería expulsada de la Unión Europea y retornaría a una moneda nacional más devaluada que nunca. Sin embargo, la eurozona lo pensará dos veces antes de expulsar a un miembro, pues atraviesa una crisis separatista y cualquier desajuste sería un pretexto perfecto para los eurodiputados que desean ver a sus países fuera de la Unión.
La que ostentará el segundo lugar como fuerza política, con el 28.14% de los votos, es la antes mayoritaria Nueva Democracia, el partido conservador de Andonis Samarás, que lidera las funciones ejecutivas del país actualmente. Nueva Democracia ha perdido el poder para convertirse en la nueva oposición Griega. Su relación con la Unión Europea prometía fortalecer los lazos, pero también agachar la mirada antes las sanciones de deuda.
El partido abiertamente neonazi Aurora Dorada, se ha convertido nada menos que en la tercera fuerza política del país. Sus políticas islamofóbicas y antiausteridad le han valido más del 6% de los escaños del Parlamento.
¿Cómo se conformará el nuevo gobierno?
Planeadas originalmente para 2016, estas elecciones se han adelantado luego de que el congreso fuera incapaz de elegir a un nuevo presidente. A diferencia de lo que ocurre en otras democracias, la griega es una república parlamentaria. Su jefe de Estado es elegido por los 300 miembros del parlamento, que le otorgan un voto de confianza. El presidente, a su vez, elige a un primer ministro, que es avalado por el parlamento. El último parlamento griego fue incapaz de elegir a un presidente por mayoría absoluta después de tres intentos, de suerte que, como marca la ley, se ha convocado a la elección de nuevos legisladores para redistribuir las tendencias y lograr por fin la elección de un nuevo jefe del ejecutivo.
Ahora, Syriza, el partido con más, votos tendrá tres días para presentar un proyecto de gobierno lo suficientemente atractivo como para ser votado por todos los parlamentarios. En realidad, no parece difícil, pues aunque en términos reales, Syriza no logró la mayoría absoluta, el bono de 50 congresistas más le asegura la mayoría real en la cámara. En todo caso, si falla, entonces el segundo partido con más votos tendrá esa oportunidad y si éste también fracasa, el tercero podrá intentarlo antes de que se vean obligados a llamar de nuevo a elecciones.
Si se concreta, el que surja de este parlamento será el sexto gobierno griego desde 2008 y, con seguridad, tendrá Alexis Tsipras, el líder de Syriza, a la cabeza.