Y de pronto una salida normal con tu chica se vuelve una pesadilla. Ella pone cara de pocos amigos, sus ojos transmiten furia y por las escasas palabras que intercambia contigo sabes que algo anda mal. Entonces te cae el veinte: dijiste algo que no debías.
No eres el único que ha vivido algo así, de hecho a todos nos ha pasado. Desde tiempos inmemorables, los hombres se han roto la cabeza tratando de entender cómo funciona la compleja y siempre enigmática mente femenina. Desgraciadamente no hemos avanzado gran cosa en el tema y seguimos dando bandazos, regándola una y otra vez con nuestras parejas, y detonando broncas monumentales.
Para facilitarte la vida, en Sopitas.com nos pusimos a recopilar algunas de las frases que no deberíamos decir, pues ponen a las señoritas furicas. Échenles ojo, memorícenlas y por lo que más quieran: Jamás las usen frente a una mujer.
“Te ves como”
Nunca uses esta frase. No importa si es para compararla con la modelo más guapa del momento, pues de cualquier manera saldrás perdiendo ante argumentos así:
“¿Así que no estoy lo suficientemente guapa para ti y tienes que convertirme en una de las chicas con las que fantaseas?”
También cabe la posibilidad de que ella se sienta ofendida porque la comparas con alguien a quién odia.
“¿Me estás comparando con esa perra trepadora? ¿Acaso luzco tan vulgar?”
“Mi mamá dice … “
Pocas cosas enojarán tanto a tu novia, amante, pareja o esposa, como saber que tienes mamitis, y que tu progenitora aún sigue moviendo los hilos de tu vida. Si bien las mujeres valoran a los hombres que respetan a sus mamás, la idea de que aún se resguarden bajo sus faldas es algo que no pueden aceptar.
Sigamos teniendo mamitis, pero no lo hagamos público.
¿Aumentaste de peso?
Si se te sale decir esta frase o algo similar, date por muerto. No hay nada que puedas argumentar para salvarte de la bomba nuclear que acabas de activar.
El drama seguirá por días acompañado por llanto, gritos y reclamos.
“Es mi dinero”
Estás en medio de una discusión porque tu Dulcinea hizo caras cuando querías comprarte una caja de sobres Panini del Mundial algo que para ella es un desperdicio de dinero. Obviamente decides hacer lo que se te pega la gana y así se lo haces saber.
El problema es mayor cuando compartes gastos con ella, pues sentirá que te estás apartando de tus responsabilidades y “del proyecto de vida que tienen juntos”. ¡Todo un drama por sólo querer darte un pequeño gusto!
“¿No crees que estás gastando demasiado dinero?”
Otra frase peligrosa que decimos cuando vemos a nuestra pareja gastar en exceso. Muchas veces tú eres el que está pagando y en cierta forma, el comentario lo haces para evitar la masacre de la que están siendo objeto tus tarjetas de crédito.
Además tendrás que soplarte la regañiza, el típico sermón de “es que nunca me compras nada”, y claro, seguramente ante sus amigas te pondrá como un ser egoísta.
“Suenas/actúas como tu madre”
No importa que la suegra en cuestión sea una buena persona y que tu novia se lleve bien con su jefa, de todas formas a las mujeres les molesta que las comparen con sus mamás. ¿Les aterroriza la idea de volverse como ellas o de plano sienten que su juventud se marcha al hacer esa comparación?
¿Por qué no puedes ser como…?
Ya lo dijimos anteriormente, ellas odian las comparaciones, sobre todo si salen perdiendo. Esto les provoca inseguridad, y cuando las chicas se sienten así los que acaba pagando los platos rotos somos nosotros.
“Mi ex…”
Mi ex decía, mi ex hacía, mi ex tenía… etc. Estas frases son capaces de provocarle agruras a tu pareja, pues aunque digan que “lo que no fue en tu año no fue en tu daño”, a las mujeres les enoja el que uno ande reviviendo a las muertas.
Por mera precaución esconde cualquier vestigio físico y/o emocional sobre la exes.
Quedarte callado cuando te preguntan “hacía dónde va la relación”
Esta es una especie de trampa, si te callas te carga el payaso, pero si te tardas en contestar o respondes cualquier idiotez también. No hay forma de escapar, y lo peor es que nunca tendremos una respuesta a esa pregunta.
Mujeres ¿qué diablos quieren que respondamos?
“Te lo dije”
No importa que el alma nos carcoma: Guarda silencio. Pocas cosas tan dulces como restregarle a la novia que tenemos razón, sin embargo, si quieres llegar a viejo mejor no digas nada.
“Como tú veas / a dónde quieras”
Si usas estas dos respuestas para contestar a sus preguntas, prepárate para que arda Troya. A las damitas les enfurece la indecisión pues piensan que salir con ellas nos da igual (cosa que así es, pero hay que disimular).
En fin, las mujeres creen que todo el tiempo estamos pensando en la relación y en cómo sorprenderlas, cuando la verdad es que también tenemos vida y otras preocupaciones.
Nuestro mundo no gira entorno a ustedes, aunque eso quisieran.
“Pues yo los veo igual…” (cuando está probándose ropa)
Ellas piensan que las tendencias de la moda nos importan y que estamos al tanto de lo que ocurre en el mundo del vestir, y esperan que les demos sabios consejos cuando las acompañamos a probarse ropa.
Al principio uno miente estoicamente y le hace a la faramalla para evitar broncas y parecer interesado, pero tres horas después la paciencia se pierde y uno termina viendo todos los vestidos iguales. En cuanto la princesa percibe que la búsqueda de su vestido ideal nos da igual, es cuando despierta Hulk.
“Voy a ir” o bien “Vamos a ir”
Las mujeres son contradictorias, pues aunque odian nuestra indecisión, también se ofenden si pensamos decidimos por nosotros mismos. Si optas por ir a un sitio sin ella, te reclama que nunca la consideras para tus planes y te cuestionará: ¿Acaso no la pasas bien conmigo, ya te cansaste de mi?; si en cambio, le informas que ya hay un plan previamente establecido para ambos, el señalamiento que te hará es que nunca piensas en lo que ella quiere hacer.
De verdad, somos unos santos.
“Apúrate ya es tarde…”
Quedas de verte con tu chica a las 7 de la noche, llegas por ella diez minutos después de la hora convenida y pacientemente esperas a que salga. Pasan 15, 20, 25 minutos más y nada. Aquello hace que todo tu plan se retrase, que el tráfico aumente y que veas cómo tu vida se va mientras miras fijamente a la puerta, esperando a que finalmente salga ella despampanante.
Lo malo es que cuando sales la ves igual, y ni siquiera se van al momento, pues sólo salió a decirte que ya mero termina de arreglarse, pero eso sí, aprovecha para pedirte que saques a pasear a su perro.
Cuando siglos después logran ponerse en marcha a su destino y llegan tarde, la culpa siempre será tuya “Por irte por donde había tráfico”.
“¿Vas a salir así?”
La peor de las ofensas. Decirla cuando ella pasó horas arreglándose es como ir a patear un panal de abejas: Si lo haces sabes que no te librarás de sufrir y pasar un mal momento.
¿Estas enojada?
Ante la duda, no preguntes y si puedes, corre sin mirar atrás.
“Me voy a venir” (cuando ya te veniste).
¿Hace falta explicarlo?
“Todavía que te saco a pasear…”
Salen a tomar una nieve o al cine, por alguna cuestión la damita se enoja y como no eres dejado le contestas con esa bella frase.
Compararla con una mascota podrá ser el inicio de un gran pleito.
“Pues deberías ir al gym…”
Tu chica se la pasa diciendo que está gorda, y aunque no lo esté, escuchar tantas veces la misma cantaleta hace que le sugieras ir a ponerse en forma. ¡Ni hubieras dicho nada! Ella tomará lo que dijiste como una aceptación de que está gorda, lo cual la pondrá más irritable y molesta con el mundo.
“¿Estas en tus días?”
Relacionar su mal humor con su menstruación siempre traerá problemas. Y en efecto, muchas veces estos enojos son producto de Andrés, el que viene cada mes ese milagro de la naturaleza.
“¿Ya te calmaste?”
Decir esta frase en una pelea provoca exactamente lo contrario: aleja la calma.
* * * * *
Y ahí le paramos, porque seguramente las Sopicuatas ya se enojaron con esta lista. Esperemos que los caballeros hayan aprendido la lección de este texto: Si quieren evitar problemas, mejor no digan nada cuando estén con ellas y siempre denles la razón, aunque no la tengan.