Es extraño el fenómeno que se vive políticamente en nuestro país. Llevamos meses preocupados por quienes serán nuestros candidatos a la presidencia; por los que se han destapado como candidatos al gobierno del Distrito Federal; meses ocupados en reírnos de los errores de Peña Nieto; en levantar una ceja al escuchar hablar de la República del Amor; meses riéndonos de los trastabilleos de Ernesto Cordero. La educación política de nuestro país todavía tiene la herencia de los jefes máximos, de Elias Calles, de los presidentes como figura de única importancia y no como punta de la pirámide que está sostenida por otros muchos organismos.

El primero de julio de este año, en las boletas no sólo estarán los candidatos a la presidencia, el congreso de nuestro país también será renovado. Sin duda, este es un año en el que podemos darnos cuenta fácilmente de que el poder no sólo recae en los Presidentes, Gobernadores, etc. sino que gran parte  recae en nuestros legisladores. En principio, aunque Felipe Calderón se opusiera a la ley Döring, por ejemplo, si nuestros legisladores la votan podrían aprobarla. Y aún después de que terminara su sexenio, dicha ley continuaría en nuestra constitución hasta que otros llegaran a reformarla para adecuarla a sus necesidades.

Así es como funciona nuestro sistema legislativo, no en vano The Economist nombró al congreso mexicano “The Siesta Congress”, de quienes por cierto dijo que son el congreso que menos trabaja en el mundo, sólo 195 días al año, y el segundo mejor pagado de toda Latinoamérica, sólo después de Brasil. La publicación británica también habló del partidismo que reina en nuestros legisladores, cáncer que frena toda iniciativa que pudiera o no ayudar a los ciudadanos.

Según un estudio de la catedrática Ma. Amparo Casar Pérez publicado en la web del Centro de Investigación y Docencia Económicas, durante  2010 se gastaron 9 mil 500 millones de pesos en el poder legislativo, 4,754 millones de pesos fueron para la Cámara de Diputados, 3,570 para la de Senadores y 1,227 para la Auditoría Superior de la Federación. Esto representa un poco más del 5 por ciento del presupuesto total para la educación pública destinado durante ese año.

¿En verdad estamos en condiciones de pagarle así a nuestros legisladores?

¿Merecen ganar tal cantidad?

La respuesta la sabemos, pero misteriosamente no hemos intentado solucionar este problema. Hace unas semanas, cuando platicábamos con León Felipe Sánchez acerca de la famosa Ley Döring, le preguntamos que qué podríamos hacer para frenar una iniciativa desfavorecedora. Él nos respondió que debíamos comunicarnos con nuestros legisladores, escribirles, llamarlos, visitarlos en persona y argumentar el por qué no nos favorecía una ley como la de Döring. Esto me pareció revelador, ¿Cuántas veces nos hemos quedado sentados esperando a que algo de razón entre en ellos y tomen la decisión correcta? Sin duda nos desilusionamos, nos impactamos, nos escandalizamos con cada error, pero nunca nos levantamos de nuestros asientos y decimos: “Tú trabajas para mí, para los mexicanos, y yo te digo que esta ley no me favorece por estas razones”.

El motivo de esta apatía también es el desconocimiento, de los 500 diputados que hay, ¿A cuántos podemos nombrar? ¿Sabemos a qué partido corresponde cada senador? Sin duda es difícil retener tal cantidad de datos, y uno pensaría que esa es labor de los abogados, de los politólogos, de los periodistas más destacados, pero a estas alturas del partido nos corresponde a todos.

Es por esta razón que en Sopitas.com decidimos darnos a la tarea de invitarlos a revisar las listas de precandidatos a senadores y diputados, que por Representación Proporcional o por Mayoría Relativa están registrados en el Instituto Federal Electoral.

Tenemos cerca de siete meses para cambiar la historia de nuestro país, informándonos. De otra forma nadie va a enterarse, por ejemplo, de que Jorge Kahwagi, luego de asistir ebrio a trabajar, se ha registrado como precandidato a Senador por Mayoría Relativa para el estado de Baja California.

Como sabrán uno de los requisitos para ser Senador de Mayoría Relativa es “ser originario del estado en que se haga la elección, o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de la elección”. Entonces, ¿Por qué Jorge Kahwagi es un precandidato para Baja California? Tengo entendido que nació en la Ciudad de México y hasta donde todos sabíamos vivía en ella, pues ahí trabaja, sin embargo, el dirigente local del Partido Nueva Alianza, Juan Pablo Rodríguez Gil, aclaró que “tiene su domicilio en Mexicali”.

Los invitamos a que visiten la página del Instituto Federal Electoral, en la sección correspondiente a las precandidaturas , y exploren a profundidad a los personajes que están registrados para representar a su entidad federativa.

Lo menos que podemos hacer como votantes es googlear a quienes pretenden representarnos, preguntarnos por sus logros personales, por su ética, por su ideología y verificar por ejemplo que cumplan con los siguientes requisitos:

En caso de los Senadores:

*Ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en ejercicio de sus derechos.

*Tener veinticinco años cumplidos el día de la elección.

*Ser originario del estado en que se haga la elección, o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de la elección, o en el caso de los candidatos por representación proporcional de alguno de los estados que conforme la circunscripción, con los mismos detalles.

*No estar de servicio activo en el ejército o tener mando de policía o gendarmería rural cuando menos noventa días antes de la elección.

*No ser Secretario o subsecretario de estado a menos que se separe definitivamente del cargo cuando menos noventa días antes de la elección.

*No ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia a menos que se separe definitivamente del cargo tres años antes de la elección.

*No ser ministro de algún culto religioso.

En caso de los Diputados:

*Ser ciudadano mexicano, por nacimiento, en ejercicio de sus derechos.

*Tener veintiún años cumplidos el día de la elección.

*Ser originario del estado en que se haga la elección, o vecino de él con residencia efectiva de más de seis meses anteriores a la fecha de la elección, o en el caso de los candidatos por representación proporcional de alguno de los estados que conforme la circunscripción, con los mismos detalles.

*No estar de servicio activo en el ejército o tener mando de policía o gendarmería rural cuando menos noventa días antes de la elección.

*No ser Secretario o Subsecretario de Estado, o Ministro de la Suprema Corte de Justicia a menos que se separe definitivamente del cargo un año antes de la elección en el caso de los primeros o de dos en el de los ministros.

*No ser ministro de algún culto religioso.

En verdad vale la pena hacerse cualquier número de preguntas, de esta forma podríamos elegir a nuestros legisladores por su capacidad de generar nuevas soluciones a las problemáticas del país y no únicamente por el partido al que pertenecen.

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