A pesar de las dificultades, cientos de aficionados mexicanos lograron entrar a las instalaciones del club Santos para ver el primer entrenamiento de su selección.
Al grito de “portazo, portazo”, nuestros paisanos obligaron a las autoridades brasileñas y mexicanas a darles acceso, ya que éste solo sería con unos boletos que quién sabe dónde se consiguieron; la mayoría los traía la gente local. Al final, dejaron entrar sin boletos y fueron muy pocos los que se la pellizcaron y no lo lograron ya que se rebasó la capacidad del recinto.
La cascarita
Como lo dijimos, si alguien se desgastó este día fueron los aficionados mexicanos al tratar de entrar a ver a su selección. Los jugadores por su parte reconocieron la cancha, jugaron una muy guanga cáscara y tiraron rostro para los medios de comunicación; bueno…
Se tomaron todo el tiempo necesario para firmar playeras y álbumes panini, saludar a la gente y hacerse miles de ‘selfies’.
Una vez terminado el entrenamiento, a las afueras del club se armó una buena peda fiesta entre la gente local y la afición mexicana. Aquí la evidencia:
El próximo martes habrá otro entrenamiento en el recinto de esta bella ciudad portuaria y al parecer será a puerta cerrada, así que en una de esas el “portazo, portazo” ahora sí se nos hace.