Queda en el último bastión del falso poder una sola arma: el miedo.

Como muy bien dijeron los Zapatistas, y en su momento Javier Sicilia, las víctimas de Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y sus activistas, los #YoSoy132, y ahora el Dolor Organizado Ayotzinapa: nos saquearon, pero olvidaron, pequeño detalle, que se llevaron nuestro miedo, que era su última herramienta. Ya no tenemos miedo, ya no les tenemos miedo, y la razón es sencilla; se llevaron la esperanza y el futuro, se llevaron a nuestras hijas y a nuestros hijos, los mataron, los quemaron en la hoguera, trituraron sus huesos y creyeron que el río, que es nuestro, borraría la memoria. No conocen al país, no conocen a los mexicanos.

No saben que hoy arropamos el dolor y que no odiamos, ni siquiera a ustedes, pero que no olvidamos; no saben que ya los perdonamos porque no saben lo que hacen; no saben que reconocemos a nuestros semejantes y que sabemos que la tropa, los marinos y hasta los policías honestos están hartos de disparar al pueblo. Simón Bolívar decía que los soldados que disparan a su propio pueblo son soldados malditos. Estar maldito, por supuesto, es renunciar a uno mismo, es convertirse en traidor de lo que uno es, es ser maldecido y condenado, como en pocas ocasiones, a recibir lo que se da. Sabemos que la tropa, los marinos, las policías y los federales no están de acuerdo con sus mandos, porque ellos, los de abajo, son los que dan la cara, ante el Pueblo, por sus cobardes comandantes. Los mandos se cuecen aparte, en el lodazal de las élites.

La pregunta es quién está seguro en México. Es obvio y elemental, que los que quieren y se esfuerzan porque las cosas sigan como están en el país, son los que se benefician de que así sea. Sigamos el dinero, y nos llevará indefectiblemente a quienes se benefician del dolor, la desestabilización y el caos. El centro del problema es que esta mediocre élite nacional está destruyendo a la gallina de los huevos de oro que los ha posicionado ahí, por una ganancia de última hora, superficial, pero enormemente redituable, desesperada, y basada en el miedo al desastre que ellos han querido imponer. Pero aun ellos mismos no están seguros y tienen miedo porque las condiciones son inéditas, imprevisibles y tienen las de perder, porque la ocultación es cada vez menos posible, porque muchas cosas se están haciendo visibles.

Los mercaderes del caos venden armas y condones, venden mota y comida chatarra, venden modas y siembran miedo, compran barato y venden caro, venden sueños y cobran realidades, ocultan por ganancias, engañan por dinero, falsifican, mienten por dos pesos, ignoran, descalifican y con crueldad omiten a las poblaciones que los alimentan, les otorgan confianza y dan sentido.

Ahora ya aparece, lo sentimos casi todos, el punto de quiebre: observamos, decidimos y actuamos, de aquí en adelante y para siempre: ni un desparecido, ni una desparecida más.

Colaboración de: Coco

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

Comentarios

Comenta con tu cuenta de Facebook