A poco más de una año para dar por inaugurado el Mundial de Brasil y a tres meses de la Copa Confederaciones, los trabajadores del Maracaná se pusieron locos, no están trabajando y amenazan con irse a huelga indefinida, sino se cumplen algunas peticiones.
La paralización fue una advertencia, ya que piden se eleven sus sueldos en un 15 por ciento, no les de un seguro sanitario más amplio y no les den más ayuda para la alimentación de sus familias, todas estas peticiones son según el Sindicato de los Trabajadores de la Industria de la Construcción Pesada (Sintraicp) de Río de Janeiro.
Se supone que el lunes cerca de 5,500 trabajadores, volverán a sus labores, pero si las anteriores peticiones no se cumplen antes del domingo, la cosa se pondrá dura y colgarán las banderas rojinegras. Aunque al parecer la disputa seguirá porque un consorcio, que se encarga de la modernización del Maracaná, ofrecen un 8 porcentual en cuanto a salarios y un muy leve aumento en los demás servicios.
Malas noticias para los organizadores, que si no se ponen las pilas, posiblemente no nos brinden un producto de calidad en ninguna de las competiciones venideras.
Pero querían echarse la fiestita ¿no?