¿Entonces sí hubo intento de golpe de Estado? Pues… el presidente de Brasil, Luiz Inázio Lula da Silva, no lo dijo así directo, pero sí dio a entender que, mínimo, algunos integrantes del Ejército y de la Policía Militar sí ofrecieron facilidades para que opositores irrumpieran en las sedes del gobierno.
“Mucha gente de las Fuerzas Armadas conspiró aquí dentro”, acusó Lula da Silva. “Estoy convencido de que la puerta del Palacio del Planalto [sede de la Presidencia] se abrió para que entraran porque no hay ninguna puerta rota”, agregó ayer, 12 de enero.
Y cuando el presidente Lula da Silva dice que desde el interior se le abrió la puerta a los extremistas que apoyan a Bolsonaro, es literalmente: abrieron las puertas físicas de los inmuebles para que estos entraran. “Es decir, alguien aquí les facilitó la entrada”, resumió Lula da Silva en la conferencia retomada por diversos medios.
En la conferencia que ofreció ayer el presidente de Brasil, advirtió que investigará a los referidos funcionarios federales y se encargará de que sean castigados de manera ejemplar. Todo para que no se repita lo que se ha denominado como el mayor atentado a la democracia de Brasil en años.
“Estoy esperando que las cosas se calmen. Quiero ver todas las cintas grabadas dentro de la Corte Suprema, dentro del palacio. Hubo mucha gente cómplice en esto”, lamentó Lula Da Silva.
Las críticas de Lula contra miembros del Ejército no son sólo por lo que pasó el pasado 8 de enero en Brasilia, sino por la forma en que se dejó que seguidores de Jair Bolsonaro realizarán numerosas manifestaciones a las afueras de cuarteles generales. Esto sucedió luego de las elecciones presidenciales y, desde ese entonces, los seguidores del ahora expresidente exigían que las fuerzas armadas intervinieran para evitar que Lula asumiera como presidente.
Hasta ahora, debido a los ataques a las sedes del gobierno de Brasil, han sido apartados de sus cargos el gobernador del Distrito Federal y el secretario de Seguridad Pública. También se ordenó la detención del jefe de la Policía Militar del DF.
Aunque Lula dice que está esperando a que se calmen las aguas, lo cierto es que las investigaciones llevan a pensar que la situación en Brasil pinta para encenderse en cualquier momento. Sobre todo porque se ha revelado que un golpe de Estado no sólo era exigido por fanáticos de Bolsonaro, sino que ya estaba en la agenda de funcionarios.
Extraoficialmente, Folha de S.Paulo señala que en la residencia del secretario de Seguridad del Distrito Federal, Anderson Torres, se encontró el borrador de un documento con el que se anunciaba la intención de revertir los resultados de las elecciones presidenciales. El documento, según el diario brasileño, tenía toda la pinta de decreto del golpe de Estado.
Entonces, ahora que los bolsonaristas extremos saben que estuvieron taaaaaan cerca de su objetivo, pues menos se van a calmar.