El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado este miércoles 12 de julio a nueve años y medio de prisión después de ser hallado culpable por los delitos de lavado de dinero y corrupción pasiva en la trama conocida como “Lava Jato”, uno de los mayores escándalos en la historia del país sudamericano. La sentencia en contra de Lula, uno de los exmandatarios más populares de Brasil, debilita sus oportunidades de liderar al Partido de los Trabajadores hacia un triunfo electoral en 2018. Durante los últimos meses, el expresidente brasileño había consolidado su posición en las encuestas como el puntero rumbo a la carrera presidencial, aunque se convertiría en un aspirante inelegible en caso de que su condena se mantenga en apelación.

Por primera vez en la historia, un expresidente de Brasil ha sido condenado por corrupción. En los tres años que ha durado la investigación, liderada por el juez Sérgio Moro, han sido condenadas al menos 125 personas, entre los que se encuentran políticos, funcionarios y empresarios. El juez Moro encontró culpable a Lula por aceptar 3.7 millones de reales en sobornos de la empresa OAS S.A. Según los fiscales brasileños, con este dinero la firma remodeló un departamento del exmandatario para que este les ayudara a obtener contratos con la estatal Petrobras. El expresidente de Brasil seguirá su proceso en libertad y acusa que las acusaciones en su contra son parte de una “cacería de brujas”.

La operación “Lava Jato” (o “lavado de autos” en español) involucra directamente a la constructora brasileña Odebrecht y a Lula. La empresa fue acusada de pagar sobornos para adjudicarse contratos por miles de millones de dólares en varios países de Latinoamérica y dos países de África, razón por la que están siendo investigados. Entre 2001 y 2016 la empresa pagó 439 millones de dólares en sobornos a funcionarios, legisladores y políticos en Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana, Venezuela y, por supuesto, México, con la finalidad de asegurarse una ventaja indebida para obtener y mantener negocios en esos países. Luiz Inácio Lula da Silva fue acusado de intermediar entre los ejecutivos de Odebrecht y los líderes mundiales. A cambio, da Silva obtenía favores y fuertes compensaciones económicas y materiales.

 

 

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