Según el diario Ultimas Noticias de Caracas, unos 30 oficiales de la Fuerza Armada de Venezuela fueron detenidos porque se sospechó que participaban en una conspiración en contra del Gobierno de Nicolás Maduro.

Según el diario, fuentes de “alto nivel” cercanas al presidente, detallaron que los oficiales pertenecen a distintos rangos militares, entre los que destacan un coronel y un teniente coronel de la Aviación, así como dos oficiales de la Guardia Nacional (la policía militarizada que Maduro ha usado para combatir las últimas protestas en el país), dos oficiales de la Marina y uno del Ejército.

Estos 30 se suman a los 3 generales detenidos el 25 de marzo que, según afirmó el presidente, eran los líderes de un complot para lograr un control militar en el país. Este golpe, afirmó, sería financiado por Estados Unidos.

Aquél arresto coincidió con la visita de los representantes de los 12 miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Caracas, que duró 48 horas. Colombia y Paraguay habían solicitado previamente que la agenda de actividades y discusiones entre representantes fuera más larga para poder explicar porqué ninguno de los gobiernos de estos dos países está muy de acuerdo con la política económica de Maduro y cómo afecta a las suyas.

Con el anuncio de la detención y afirmando que las cosas dentro de su gobierno estaban demasiado delicadas como para prolongar la visita, Maduro rechazó la propuesta de diálogo, aunque recibió de muy buena gana el apoyo declarado por otros países, como Bolivia y Argentina.

Por un lado, no es nada descabellada la idea de que la oposición busque, por todos los medios, derrocar al gobierno de Nicolás Maduro: la mala política económica del presidente, sumada a las estrategias que Estados Unidos está usando para hacerse con el control del petróleo de América Latina, ya son motivos suficientes para pensar que el señor debería sospechar de todos sus amigos y funcionarios.

Por otro lado, parece que Maduro está haciendo un uso mediático de todo el asunto de las conspiraciones y golpes para, bajo el pretexto de la seguridad nacional, evitar el diálogo oficial y diplomático al que tanto llama en la superficie.

Las discusiones sobre conflictos políticos no se resuelven tomando partido por una de las partes, sino comprendiendo qué pretenden los discursos con que cada uno ataca y se defiende. En el caso del posible golpe de Estado de Venezuela, lo más sensato es pensar que, de hecho, sí estuvo planeado, pero que Maduro usó ese peligro superado para justificar el endurecimiento de su política represiva contra las manifestaciones y su falta de diálogo con estados de su comunidad económica interesados por una solución a su conflicto con Estados Unidos.

La verdadera pregunta sigue siendo, ¿cómo se resolverá esta pelea entre Maduro y Obama sin que el pueblo de Venezuela sufra todas las consecuencias?

Para entender la crisis económica en Venezuela, revisa nuestro resumen.

Para conocer los intereses que Rusia y Estados Unidos tienen en esta crisis, checa nuestra rápida explicación.

Vía: La Jornada

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