El 22 de abril se conmemora el Día Mundial de la Tierra.  Fue concebido en 1970 por el estadounidense Gaylord Nelson con el fin de  concientizar sobre los  problemas de superpoblación, contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger a nuestro planeta.

47 años después, Estados Unidos es gobernado por un presidente que en repetidas ocasiones ha mostrado su desprecio por la conservación de la Tierra y que también ha castigado a diversas instituciones científicas. Es por esto que este 22 de abril particularmente, el Día de la Tierra también sirvió para que en más de 500 ciudades del mundo se celebrara la Marcha por la Ciencia:  un acto global y masivo para apoyar los trabajos de investigación y desarrollo científico alrededor del mundo.

La marcha fue convocada Inicialmente en Washington con los hashtag #ScienceMarch y #MarchForScience, y fue replicada en 500 ciudades y 37 países alrededor del mundo. Científicos de Nueva York, Bogotá, Londres, Madrid, Chile, México, Munich y hasta el Polo Norte, entre muchos países y ciudades, participaron en este primer ejercicio, el cual busca reivindicar la importancia de la ciencia y “reformular” su relación con la sociedad, la política y aquellos que, como Donald Trump, niegan aquello que es más que evidente.

Y es que, desde su campaña, Trump ha repetido que el  cambio climático no es más que “un invento, organizado por China” para restar competitividad a la economía estadounidense. Ya como presidente, Trump nombró a Scott Pruitt como el responsable de la Agencia de Protección Ambiental. Y si se preguntan quién es ese tal Pruitt, les diremos que es un tipo que niega que las emociones de carbono incluyan en el calentamiento global y que apoya la salida de Estados Unidos de los Acuerdos de París.

Sin embargo, la marcha por la ciencia no es sólo una respuesta de lo que ocurre en Estados Unidos actualmente. En Chile, los científicos salieron para exigir la creación de un ministerio de Ciencia y Tecnología; en España se marchó para fomentar la creación de mas trabajos en el área científica, y en México, cientos de personas salieron a las calles para protestar contra el recorte de presupuesto para el desarrollo de ciencia y tecnología en relación con el porcentaje del Producto Interno Bruto.

#ScienceMarchMX

La marcha en México tuvo su mayor afluencia en la capital, con una movilización que partió del Ángel de la Independencia Rumbo al Zócalo a las 16 horas. También se realizaron marchas y eventos en otros estados y ciudades del país como Oaxaca, Nuevo León, Puebla, Guadalajara, Querétaro, Cuernavaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Veracruz y Guanajuato.

En la Ciudad de México marcharon investigadores, científicos, estudiantes y académicos de diversas universidades e institutos para manifestarse en pro de la ciencia y en contra de los recortes y la postura del gobierno mexicano ante la ciencia y la investigación. Con lemas como “más posgrados, menos diputados”, “sin ciencia no hay futuro”, y “no al recorte, sí a la ciencia”, entre otros, la marcha cuestionó la reducción de becas y proyectos asignados por el CONACYT en este año. 

Camilo Alcántara, profesor investigador de la Universidad de Guanajuato y uno de los organizadores de la marcha en la ciudad, explicó que marchan “para defender a la ciencia de gobernantes que prefieren tomar decisiones basadas en lo que ellos creen, que en los hechos”, por ejemplo, dijo, “el presidente de Estados Unidos, Donald Trump que no cree en el cambio climático, por lo que hizo un recorte al presupuesto destinado a proyectos relacionados al estudio de este problema”.

Fotos vía Twitter

El Dr. Raúl Alva, académico de la UAM, también se pronunció al respecto de la marcha en una conferencia con los medios de comunicación. Explicó que fondos significativos para la investigación científica en México provienen de Estados Unidos y es por es que las acciones de Trump tienen un impacto directo en nuestro país. También comentó que, aún si no hubiera surgido la marcha en Estados Unidos, no  nos faltan motivos para una marcha de esta naturaleza.  Informó que  “la ciencia que se hace en México es altamente dependiente, no sólo de dinero de otros países sino de la tecnología y de la ciencia que se desarrolla en otros países”. Por tanto, afirmó que “la comunidad científica mexicana está obligada a salir a manifestarse y decir: número uno, existimos; número 2, llevamos a cabo actividades que son en beneficio de la sociedad, pero que no tienen el apoyo suficiente ni económico ni social”.

La Marcha por la Ciencia  no es un movimiento contra nadie en particular, al contrario, es justamente a favor de la ciencia.  Y es que si algo hace falta en países como el nuestro, es que dejemos de ver el desarrollo científico y tecnológico como un gasto, y comenzar a verlo como una inversión que nos permitirá crecer en muchos aspectos. En un país de sospechas y suposiciones, ¿no valdría la pena darle mayor seriedad a la evidencia científica?

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