Mucha orden de aprehensión y toda la cosa, pero las autoridades nomás se hacen güeyes. Es lo que denuncia la periodista Lydia Cacho, quien desde hace rato lleva señalando dónde están Mario Marín, Kamel Nacif y Adolfo Karam. A ver aquioras los agarran.
Y no es que la autora de Los demonios del edén haya tenido que rascarle mucho. Desde hace tiempo varios medios de comunicación han ofrecido testimonios de gente de Puebla que asegura que el exgober de la entidad, Mario Marín, se esconde en su tierra natal. Lo mismo pasa con Adolfo Karam Beltrán… ya si se quieren ir por el empresario que regala preciosas botellas a quien lo saca de broncas (Kamel Nacif), el asunto es un poquito más difícil, porque ya se peló a Líbano.
El recordatorio de Lydia Cacho se da a 150 días de que se giraran órdenes de aprehensión en contra de los susodichos. La exigencia de la periodista no es por echarle tierrita a las nuevas autoridades poblanas, comandadas por Miguel Nene consentido Barbosa… sino porque mientras Marín, Nacif y Karam están libres (a pesar de ser acusados de abuso sexual, pederastia y tortura, entre otras cosas) ella ha sido blanco de amenazas y agresiones (incluso el robo de material de trabajo y el asesinato de sus perros)… incluso ha tenido que abandonar el país para salvaguardar su integridad.
A mediados de agosto, varios medios reportaron que el exgobernador de Puebla, Mario Marín, fue visto en una fiesta ofrecida por el empresario Rafael Focelledo, esto en Atlixco. De acuerdo con los testimonios, Marín no fue molestado para nada mientras permaneció en el rancho “El Pastor”, ubicado en la comunidad de Solares de Tenextepec.
“Uhhh, pero eso fue en la fiesta… de seguro de ahí se peló, quién sabe a dónde”, dirán quienes critican que el pitazo se dio a destiempo. Bueno, en ese caso las autoridades podrían ir a darse una vuelta por Santa María Natividad Cuatempan, en el municipio de Coyotepec. Ahí dicen que el exgobernador se encuentra esperando a ver a qué horas las autoridades intentan aprehenderlo.
Marín, Nacif y Karam cuentan con orden de aprehensión y ficha roja de la Interpol, así que –según– son buscados por las autoridades de 194 países.