Si la gente quiere sexo, sexo hay que darle; seguro pensó el joven de Marruecos, Imad Idrissi, quien ahora pasará unos cuantos meses en prisión por abrir una sex shop on line, idea que no vio con buenos ojos el gobierno de aquel país, ya que atenta contra sus costumbres.
El joven emprendedor hasta ya había hecho un estudio de mercado entre la calenturienta e insatisfecha población y luego de análisis de cifras y revisar su metodología una y otra vez, llegó a la conclusión de que “con la crisis la gente piensa mucho más en el sexo, y decidí vender productos eróticos porque existía la demanda”, comentó antes de su detención al periódico español El Mundo.
Su idea no era tan mala: consistía en ofrecer productos de primera necesidad como cremas lubricantes, alargadores de pene, vibradores y varios más, a través de Facebook, para luego ser entregados en la comodidad del hogar.
Sin embargo, el negoció que había comenzado a ser puesto en marcha en febrero, no llegó a hacer felices a los habitantes de la región de Casablanca (de donde Idrissi es originario), ya que algún mala leche dio el pitazo a las autoridades, y el buen Imad fue detenido el 21 de marzo.
Las autoridades lo condenaron a 8 meses de prisión y a una multa de casi 1200 dólares, por los cargos de importación y venta de productos “libertinos” y difundir material que atenta contra la moral de su país. Además se le acusó de mentir para obtener el permiso del Ministerio de Salud, ya que “disponía de un registro de comercio para la venta de productos alimentarios, y se servía de ella para importar objetos eróticos”.