Jeannette Vizguerra llegó a Estados Unidos en 1997. Como muchos mexicanos, el motivo de su partida del país no fue tanto el lado económico, sino la seguridad: en tres ocasiones su esposo fue víctima de secuestro exprés. ¿Era adinerada, entonces? No: su marido era chofer de transporte público.

Pese a tener más de 20 años en EEUU, con tres hijos ya con la ciudadanía estadounidense y una amparada por el programa DACA (bajo el cual se refugian los llamados “dreamers”), Vizguerra lleva más de ocho años realizando trámites para evitar su proceso de deportación. Bueno, llevaba: porque hace poco, cuando su suspensión temporal para ser deportada venció y no fue renovada, decidió ya no acudir a la cita que tenía programada en la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE). ¿El motivo? Había llegado Donald Trump al poder y los temores de ser aprehendida y expulsada de Estados Unidos crecieron.

La actual administración ha chocado con los inmigrantes, asustando a los estadounidenses para que crean que los indocumentados como Jeanette son criminales. Ella vino a este país no para violar, asesinar o vender drogas, sino para crear una vida mejor para su familia. Ella derramó sangre, sudor y lágrimas para convertirse en dueña de un negocio, tratando de darle a sus hijos más oportunidades de las que tenía. Esto no es un crimen. Este es el Sueño Americano”, señala America Ferrara para TIME.

Si bien son cada vez son más numerosos los casos de mexicanos residentes en Estados Unidos que, sin motivo aparente, son deportados, el caso de Vizguerra cobró notoriedad ya que ella se negó al destino que para ella decidió el mandatario republicano y, con sus recursos hizo frente a la política migratoria de Trump. Dedicada desde hace tiempo a la lucha por los derechos de los inmigrantes, en 2015 ayudó al acondicionamiento de un dormitorio que sería ocupado por un hombre que corría el peligro de ser deportado. Dos años después, ella es la ocupante de ese dormitorio, en la iglesia Firdt Unitarian Society, en Denver, Colorado, donde desde mediados de febrero se refugia para evitar ser blanco de las autoridades migratorias.

Por esta lucha, Vizguerra ha sido seleccionada por la revista TIME como una de las “personas más influyentes”, listado en el que pueden encontrarse distintos personajes agrupados en cinco categorías: Pioneros, Artistas, Líderes, Titanes e Íconos. Vizguerra está en esta última, donde comparte el honor con gente como la atleta Simone Biles; el jugador de la NFL, Colin Kaepernick; el futbolista brasileño, Neymar ,y la actriz Viola Davis.

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“Este reconocimiento quiero compartirlo con todas esas 11 millones de familias inmigrantes que están allá fuera en la misma situación que yo, que también siguen luchando detrás de las sombras, que todavía tienen miedo de salir y dar la cara”, comentó la mexicana para El País.

Vizguerra llegó a Estados Unidos de forma ilegal y, para permanecer en el país, recurrió al uso de documentos falsos. Con este elemento, a pesar de ser reconocida por la gente de su comunidad como persona valiosa por su trabajo social (prueba de ello es el apoyo que a las afueras de la iglesia se le ha dado), se convirtió en “prioridad” para las autoridades migratorias estadounidenses. Considerando esto como una injusticia y por el temor de abandonar a sus hijos, Vizguerra se encuentra enclaustrada en una iglesia desde hace más de 60 días, mismo recurso que ya han elegido muchos otros migrantes que, junto con ella, no sólo evitan su deportación, sino que protestan contra el odio y la xenofobia que peligrosamente se esparce por Estados Unidos.

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