El director de comunicaciones de la Casa Blanca, Mike Dubke, renunció a su cargo solamente tres meses después de haberse integrado al equipo de trabajo del presidente Donald Trump. De acuerdo con varios reportes, Dubke habría presentado su dimisión el pasado 18 de mayo, aunque permaneció en el puesto hasta que el mandatario estadounidense regresara de su primera gira en el extranjero. “Las razones de mi partida son personales, pero ha sido un gran honor para mí servir al presidente Trump y a esta administración (…) esta Casa Blanca está llena de algunos de los mejores y más duros hombres y mujeres que trabajan en el gobierno de Estados Unidos”, escribió el exdirector de comunicaciones en una misiva que cita el portal POLITICO. La salida de Dubke se da en un clima tenso marcado por las investigaciones que realiza el FBI sobre los vínculos entre allegados a Trump y autoridades rusas, además de las numerosas filtraciones que han cuajado desde dentro de su administración.
Durante los tres meses que duró su periplo en la Casa Blanca, Dubke trabajó de manera cercana con Sean Spicer, secretario de prensa, para plantear estrategias de comunicación con el objetivo de responder a las cuantiosas crisis internas que ha enfrentado la joven gestión de Donald Trump. La renuncia de Mike Dubke vendrá acompañada de cambios en el equipo de comunicación de Washington. Se tiene previsto que Spicer, quien ha sido duramente satirizado por la comediante Melissa McCarthy en Saturday Night Live, tenga menos apariciones públicas. Los informes diarios, indican algunas versiones, correrían a cargo de Sara Huckabee Sanders. En las medidas también se considera crear un grupo de crisis que se enfoque exclusivamente en dar respuesta a la nueva información que surja de las investigaciones del FBI sobre la novela Trump-Rusia.
El presidente Trump ha planteado la idea de desechar totalmente las sesiones informativas del diario y, en su lugar, busca ofrecer una conferencia de prensa quincenal. En este nuevo modelo, el presidente de Estados Unidos contestaría directamente las preguntas de los periodistas en lugar de sus voceros y se trataría centrar el debate en su agenda política.
