En 1984, tres osos polares corrían el riesgo de ser sacrificados pues en ningún zoológico del mundo los aceptaban en grupo. Entonces México aceptó quedarse con ellos.

Así empezó la historia de Nanuka, una oso polar de dos años que el 19 de octubre de 1984 llegó junto con dos osos más al Zoológico de Chapultepec. Con el tiempo, Nanuka se convirtió en uno de los osas polares más longevos del mundo al rebasar la edad de 30 años.

En condiciones naturales, un oso polar vive en promedio 23 años, pero gracias al cuidado y tratos especiales que Nanuka recibió de parte de cuidadores y veterinarios del zoológico. Durante los últimos años, Nanuka tuvo varios padecimientos: se le detectó un tumor benigno que no se le retiró debido a su avanzada edad y los órganos entre los que estaba alojado, presentaba insuficiencia renal crónica, insuficiencia cardiaca congestiva y artrosis de las articulaciones femoro-tibio-patelares y coxofemorales, que limitaban sus movimientos y desplazamientos.

De acuerdo a las autoridades del zoológico, sus padecimientos fueron controlados con medicamentos y analgésicos, los cuales minimizaban sus malestares e hicieron que mantuviera un nivel de salud aceptable.

Nanuka murió el día de ayer. Además de haber sido todo un emblema de este zoológico, también fue el último oso de este género que habitó el zoológico, pues ahora las leyes de conservación impiden importar animales polares y marítimos.

Descansa en paz Nanuka.

*** Vía Excélsior

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