Según The New York Times, el presidente Obama dio un discurso el pasado lunes en San Francisco dirigido específicamente a los republicanos, los cuales, naturalmente, no estaban escuchando.
Pero no es que la derecha estadounidense tenga déficit de atención, este grupo político está en contra de las modificaciones que Obama y los demócratas quieren hacer en la legislación en materia de inmigración.
Pero Obama, según el medio, parece que no se lo está tomando en serio, y es que bromeo diciendo que la reforma podría ser con comer un Pavo en día de Acción de Gracias, es decir «comerla» pieza por pieza. En contra de lo que muchos activistas piensan, pues ellos creen que se deben hacer tres cosas a la vez: una aplicación más estricta, un mejor flujo de los inmigrantes y la legalización de los 11 millones que viven fuera de la ley.
La reforma se tenía pensada sacar este año, pero ha sido atorada por la Cámara de Representantes. Y entonces el número de deportaciones no ha decrecido, a los activistas esta reforma les urge, pero parece que a Obama no.
Recordemos que esta reforma fue uno de los principales motivos de la reelección de Obama, otra fue la reforma en materia de derechos LGBTTTI, una ya ha avanzado (aunque todavía falta mucho por hacer), pero esta sigue detenida.
Los activistas han puesto sus vidas y su futuro en riesgo para impulsar la reforma migratoria, pero nada está recompensando sus esfuerzos, en vez de eso un grupo político sigue imponiendo sus deseso en detrimento de la superviviencia de otro.
Un joven llamado Ju Hong interrumpió al presidente en sus declaraciones y expresó:
«No he visto a mi familia»
«Nuestras familias están separadas. Necesitan tu ayuda. Hay miles de personas»
Obama interrumpió y comenzó un discurso «a gusto» de como detener las deportaciones sería algo ilegal.
Él terminó su dicurso dicendo que lucharía junto a los activistas para lograr la reforma, pero el diario estadounidense se cuestiona: ¿en serio?¿ qué tanto lo está haciendo en realidad?.