A un año de las denuncias de medios y organizaciones civiles sobre los campos de detención y la separación de familias de migrantes indocumentados en Estados Unidos; la crisis continúa resonando y ahora la dimisión de un funcionario regresó los cuestionamientos de los estadunidenses sobre las políticas migratorias. Y es que el lunes pasado, John Sanders, jefe interino de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza , dio a conocer a su equipo que preparaba su renuncia. ¿Por qué?

Las pésimas condiciones en las que viven al menos 300 niños, niñas y adolescentes migrantes en un centro de Texas, lo que desencadenó las protestas y las críticas de los ciudadanos de Estados Unidos.

La detención de niños migrantes 

La semana pasada, un grupo de abogados pudo entrar a las instalaciones del centro de detención de Clint, Texas. Lo que encontró fueron las condiciones sanitarias y psicológicas que infringen los derechos humanos de los menores de edad. En este centro se encontraron a pequeños de 7 y 8 años de edad, que se encargaban de niños y niñas aún más pequeñas.

En las entrevistas, los abogados también se toparon con que los menores de edad no se habían cambiado de ropa desde que ingresaron al centro de detención, muchos de los niños indicaron que no podían dormir debido al hambre y los que podían, lo hacían en el suelo con un par de mantas.

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El comisionado interino de Aduanas y Protección Fronteriza, John Sanders, escucha durante una conferencia de prensa en la que Lindsey Graham, (R-SC), propone una legislación para abordar la crisis en la frontera sur en el Capitolio. Foto: Getty Images.

¿Más omisiones? Los menores de edad tampoco contaban con cepillos de dientes, jabón o el acceso a baños. Varios de ellos llevaban un mes en su estancia, aunque la ley de Estados Unidos obliga que los menores de edad sean entregados al departamento de los servicios sociales, en un lapso de tres días.

Con respecto a su salud, 15 de los niños sufrían de gripe y otros 10 estaban en cuarentena, sin tener atención médica o de algún trabajador del Departamento de Fronteras.

Vale mencionar que en mayo de 2019, ya se había emitido una alerta sobre la superpoblación peligrosa, en uno de los centros de procesamiento de los migrantes en El Paso, Texas, donde se contabilizaron 900 migrantes —en un sitio diseñado para 125 personas.

Los inmigrantes esperan ser procesados ​​y cargados en un autobús por agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos después de ser detenidos cuando cruzaron a los Estados Unidos desde México el 1 de junio de 2019 en El Paso, Texas. Foto: Getty Images.

Una de las cosas que los abogados y asociaciones civiles han observado es que no existe un registro en forma para contabilizar el número de niños migrantes trasladados a los distintos centros de Texas —el domingo pasado, las autoridades norteamericanas informaron que 249 niños habían sido trasladados a estos centros.

El año pasado se denunció las acciones de la política de cero tolerancia contra la migración, de Donald Trump. La tragedia se visibilizó de manera más cruda, fuerte con la imagen de un padre de familia —migrante salvadoreño— y su hija ahogados en el Río Bravo.

Óscar y Valeria intentaban cruzar el Río Bravo para llegar a Estados Unidos y esta historia le recordó al mundo lo que sucedió con Aylán Kurdi, el pequeño que fue encontrado sin vida en una playa de Turquía, al intentar huir con su familia de la crisis en Siria. En aquel momento, los gobiernos reflexionaron sobre la necesidad de que este caso no se repitiera. Cuatro años después, la imagen vuelve, ahora en la frontera México-Estados Unidos.

**Foto de portada: Getty Images.

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