A los cuarenta días de nacido, un corto circuito provocó un incendio en su casa. Ugur Acar sufrió graves quemaduras en el rostro y cuerpo.
19 años después se convertiría en uno de los primeros pacientes en someterse a un trasplante de rostro en la universidad de Akdeniz, Turquia. Ayer, después de 23 días de espera, Acar ha podido mirarse por primera vez al espejo después del trasplante.
“No podría ser mejor”, ha dicho y las camaras han capturado el instante preciso en que este hombre se ha visto al rostro de nuevo.
Seis meses tendrá que esperar Ugur para aprender a gesticular, llorar o reír con su nuevo rostro.
