Estamos exactamente a dos semanas de que se inauguren los Juegos Olímpicos de Londres 2012; un evento que cualquiera pensaría que por relevancia y magnitud, sería objeto de orgullo y celebración para los habitantes de la capital británica.

Sin embargo, lejos de sentirse “afortunados” por la experiencia de albergar la trigésima edición de unos Juegos Olímpicos, lo que más quieren los londineses en este 2012, es que esta pesadilla termine pronto.

Y es que si los Juegos Olímpicos de México ’68 dejaron a los mexicanos atorados por más de cuarenta años con ese absurdo impuesto llamado “tenencia”, los Juegos Olímpicos de Londres 2012 parecen generar hasta el momento más molestias que satisfacciones para los ingleses.

Comenzando desde aquella inocente idea de construir el Parque Olímpico en una de las zonas más pobres de Londres, como es Stratford, con el fin de inyectar recursos y atraer inversión local y turística a toda el área. Sin embargo, aquellas personas cuyos recursos les obligaban a rentar vivienda en dicha zona (una de las regiones más marginadas de la capital inglesa)  por lo ‘barato’ que significaba vivir ahí, terminaron por perder sus viviendas, pues aprovechando la víspera de los Juegos Olímpicos, las inmobiliarias inflaron a más no poder las rentas, haciendo de la zona más pobre de Londres, la más costosa para vivir, al menos durante los próximos meses.

Otra de las grandes ‘puntadas’ que se han aventado los Juegos Olímpicos, fue la llamada “Estación Internacional de Stratford”, principal punto de transporte para los cientos de miles de personas que asistirán a los eventos que se realicen en el Estadio Olímpico de Londres, y que fue sometida a una gran remodelación para poder ofrecer un servicio “express”, capaz de comunicar el centro de Londres con el Estadio Olímpico en tan sólo 7 minutos, utilizando vehículos similares al tren bala.  Tras años de trabajo, cierres de rutas temporales, molestias a los vecinos y sobre todo millones de dólares invertidos, la nueva estación de Stratford fue entregada al Comité Organizador el pasado mes de Septiembre, sólo para darse cuenta ¡de que las plataformas no fueron construidas a la altura que requieren esa clase de trenes para su funcionamiento!  Así que no les quedó de otra, más que volver a gastar millones de dólares, para que ingenieros, eléctricos y albañiles solucionara dicho problema, y todo para que al final, lo único “internacional” que tenga la Estación Internacional de Stratford, sea el nombre, pues ninguna compañia de ferrocarriles, quiso ofrecer rutas hacia fuera del Reino Unido, desde esta estación.

Y si habitualmente Londres es caro, en época de Juegos Olímpicos podríamos decir que es un verdadero lujo, e incluso muchas personas terminaron optando por rentar sus casas durante este periodo e irse a vacacionar fuera del Reino Unido, que quedarse a soportar un excesivo sobreprecio en bares y restaurantes.  Ni que decir de la saturación en los sistemas de transporte, donde a pesar de los cierres y remodelaciones hechas a marchas forzadas (aún al día de hoy) siguen siendo insuficientes, al grado que de plano el gobierno local, decidió activar una campaña llamada “Get Ahead Of The Games”  en la que se invita a los locales a checar sus actividades y planear sus rutas alternas con antelación, para así evitar una congestión mayor en las cercanías de las sedes olímpicas.

Pero si creían que todas estas podrían ser “molestías normales” en víspera de unos Juegos Olímpicos, tienen que ver las limitantes que ha impuesto el Comité Olímpico a los locales. Por ejemplo, hasta el día de hoy ningún comerciante podía vender papas fritas en los alrededores del Parque Olímpico, porque McDonalds, como patrocinador oficial de los Juegos Olímpicos, tenía dicha exclusiva, así que si alguien quería comprar o vender papas fritas, tenía que hacerlo bajo el famoso esquema del “Fish & Chips”, pues solo McDonalds podia vender papas solas.  Tras meses de negociación, hoy se liberó dicha regulación, o mejor dicho, solo se delimitó a un menor radio de terreno, en donde la exclusividad para vender papas fritas, sigue siendo de Ronald McDonald.

¿Y los que pagaron casi $50 mil pesos por poder asistir a la inauguración de las Olimpiadas?

De acuerdo a los estatutos impuestos, ninguna persona que tenga un boleto para acudir a cualquier evento de los Juegos Olímpicos, podrá ingresar al estadio portando alguna prenda “política” o “comercial”, como pudiera ser las clásicas  playeras del Che Guevara o de Coca Cola.  Tampoco, podrán ingresar comida o bebidas cuyo envase sea mayor a los 100 ml, ni mucho menos podrán subir videos o sonidos de los eventos a los que asistan a  sus cuentas de Twitter o Facebook según el reglamento:  “Quien posee un boleto, no puede sindicar, transmitir o publicar videos y/o sonidos grabados, incluyendo redes sociales e internet.”

Por su parte, los atletas que en teoría son las principales estrellas de estos juegos, tambien cuentan con diversas limitantes, como por ejemplo tienen prohibido mencionar en su Twitter o Facebook alguna marca o producto que no sea patrocinador oficial de los Juegos, así como tampoco pueden tuitear observaciones de otras competencias, pues según el reglamento “No pueden reportar o comentar las actividades de otros participantes”.

Estamos a dos semanas de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y si bien es cierto que ha sido un proceso largo y doloroso, estoy seguro que con su esfuerzo, los atletas nos harán olvidar los malos ratos, para poder compartir aunque sea, un cachito de su gloria.

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