La guerra entre Rafael Nadal y Novak Djokovic no da ninguna tregua. El US Open fue el marco de otra de esas batallas que quedan para el recuerdo, en donde Rafael Nadal venció a Novak Djokovic 6-2, 3-6, 6-4 y 6-1, en su enfrentamiento 37 de su historia.
Este partido en la Arthur Ashe vio un encuentro que sacó chispas y que detonó en la mayor cantidad de encuentros entre dos jugadores en la era abierta del tenis mundial, dejando atrás a grandes duelos que llevaron a cabo figuras de la talla de John McEnroe-Ivan Lendl y Jimmy Connors-Ivan Lendl.
Posiblemente esta era la final soñada para el último Gran Slam del año, el uno y el dos del mundo en el ranking de la ATP se enfrentaron, con el español como favorito gracias a la racha positiva en canchas duras de este año pero sin olvidar que el serbio le ha ganado al mallorquín 11-6 en superficies duras.
Toni Nadal, su tío y entrenador soltó a la fiera, sin pensar que la historia acabaría favoreciendo a su chico. Años de entrenamiento y esfuerzo valían la pena. El verano era suyo y el cemento también, no había quién pudiera pararlo.
El primer set al parecer fue de reconocimiento, cual pelea de box, soltaron uno que otro golpe pero sin hacer mucha mella en el accionar del rival. El primero en pegar con fuerza fue Nadal, quien quebró en dos ocasiones el saque de Nole, de ahí se encaminó para quedarse con el primer set (6-2) en 47 minutos.
La historia de aquella final en Flushing Medows del 2011, daba un giro de 360 grados. El rey de la arcilla ganaba el primer parcial y no se le veían ganas de aflojar el paso. Aunque ahora Novak le dio una cucharada de su propia medicina al quebrarle el saque después de 54 tiros seguidos entre ambos, sin esperar que al siguiente punto Nadal lo recuperaría. Ahí la historia volvía a comenzar.
El marcador estaba 4-3 a favor del serbio, y tras estar iguales en cinco ocasiones, Nole aprovechó que Nadal solamente enviaba bolas al centro para volver a quebrar en ese segundo set. Así comenzó el camino para ganar el segundo parcial 6-3 e igualar la balanza, después de un revés paralelo que pegó en la línea.
El tercer set empezó bastante movido. Nadie quería ceder. Nadal parecía estar en la lona tras dos grandes golpes de Djoker. Primero al quebrar comenzando el set y de inmediato para corroborarlo. Cuando las cosas estaban 3-2 a favor del serbio, parece que el español agarró su segundo aire. Nole tenía saque a favor y tras dos errores no forzados seguidos, provocó el quiebre de Rafa.
Cuando la cosa estaba 2-0, el serbio no aprovechó un posible doble quiebre y la historia cambió. Era empate a cuatro, Nadal con su juego de saque perdía 0-40 y parecía estar acabado pero no fue así, se salvó de cuatro puntos de quiebre y ganó el game para ponerse arriba 5-4.
Un error no forzado de Nole cuando el marcador estaba 30-30 hizo mella en el trabajo del #1 del mundo, Nadal lo aprovechó para llevarse un atareado tercer set en 61 minutos (4-6). Apretó el puño y fiel a su estilo, sin pisar línea alguna, se fue a su banca. Su caída no fue nada, se levantó como los grandes.
Cuando comenzó el cuarto set, parecía que la esquina de Nadal había trabajado muy bien, veíamos al mallorquín como en el primer parcial, hambriento de triunfo, con sed de venganza. Rompió el servicio de Nole y lo confirmó después para dejar las cosas 3-0, en lo que parecía ser el golpe definitivo.
Djoker tiraba el recto pero Nadal le respondía con un uppercut. Nadal quebraba por segunda vez en el set y ponía las cosas 5-1 en su favor, en lo que parecía ser el golpe final para el serbio, quien seguía acumulando errores no forzados a diestra y siniestra.
5-1 era el marcador, revertir esa situación parecía complicada y lo fue. Rafael Nadal Perera tenía su saque y lo aprovechaba de maravilla. 40-15 en su favor, saque al cuerpo, tres peloteos y se acabó, Djokovic erró un tiro de derecha a la red para darle su segundo US Open al español.
El mallorquín se acerca cada vez más a ser parte de la historia, ya es el tercer tenista con más Grand Slams ganados en su historia, con un número cabalístico: 13. Delante de él están Pete Sampras con 14 y Roger Federer con 17.