Buscábamos material para nuestro ensayo sobre el impacto del empirismo inglés en la ideología moderna cuando llegamos a ese tópico en el que toda buena investigación debe encallar: porno. Esta vez, sin embargo, se trata de algo muy particular: una curiosa animación de los años 20 sobre las travesuras que el independiente pene de un tipo vive por ahí. Nada mal para pasar el rato, ¿verdad?
Eveready Harton in Buried Treasure es un cortometraje animado de 1929. Sus personajes son el propio Eveready, un curioso hombre bigotón, y su peculiar pene, que cuenta con voluntad propia y que es más largo que una pierna. A través de sus más de seis minutos, podemos observar a ambos vivir un sin fin de extraordinarias aventuras, entre las que se incluye el sexo con una bella dama (no sin su obligada dosis de complejo de Edipo), sodomía (más bien accidental) y hasta zoofilia.
Según Wikipedia -esa maravillosa fuente de la que todos bebemos y en la que todos escupimos- existe la posibilidad de que los estudios de cine gringos se negaran a producir esta joya, de suerte que tuvo que ser procesada, al menos parcialmente, en Cuba. Aunque se desconoce con certeza a los artistas, algunos especulan que un grupo de animadores relativamente famosos de la época trabajaron en el corto para presentarlo en una fiesta ofrecida por Winsor McCay,
Por su parte, Ward Kimball, un animador de Disney, cuenta la siguiente historia sobre el filme:
“La primera animación porno fue hecha en Nueva York. Su nombre fue Eveready Harton y fue realizada a finales de los 20. Era muda, por supuesto, y fue producida por tres estudios. Cada uno hizo una parte de la película, sin contar al resto lo que estaba haciendo. El estudio A terminó la primera parte y se la dio al B para que la continuara como quisiera y este último lo pasó al C […] aunque no vieron el producto final hasta la noche del gran show. Unos chicos que estuvieron ahí me dijeron que las carcajadas prácticamente levantaron el techo del hotel en que se proyectó”
Se cual sea la verdad, la historia que debería interesarnos descifrar es la que el propio cortometraje cuenta. Prepara tus palomitas y disponte a ver una de las animaciones más extrañas de la historia.