Después del primer debate, en el que Romney fue declarado ganador, la tendencia de las encuestas cambió a favor del republicano. Esta situación obligó a que Obama saliera más agresivo en el segundo debate (a 22 días de las elecciones) presionando al candidato opositor.
Al ser un formato abierto, con base en preguntas del público, obligando a los contendientes a improvisar y responder sin preparar el discurso previamente, el actual presidente se vio beneficiado, pues goza de una capacidad oratoria envidiable (algo que incluso Romney dijo).
El blanco, como siempre, fueron los indecisos y por ello, el público que asistió al auditorio de la Universidad de Hofstra, en Nueva York, (lugar donde ser realizó el debate) estuvo compuesto por gente que no se ha pronunciado por ningún partido.
En esta ocasión los temas que predominaron fueron el empleo, la migración, los energéticos y el control de armas. Y, una vez más, el sector de la sociedad al que le dieron prioridad los dos candidatos fue la clase media, en parte porque es la más grande pero también es donde pertenece la gran mayoría de los indecisos.
Esto hizo que los dos candidatos presentaran proyectos muy parecidos, por lo que el plan de administración interna de Romney, parecería más cercano a las políticas demócratas que a las republicanas. Él ha resumido este plan en cinco pasos
Primero, para 2020, Norteamérica será energéticamente independiente aprovechando al fondo nuestro petróleo, carbón y gas y [energías] nuclear y renovables.
Segundo, daremos a nuestros ciudadanos las habilidades que necesitan para los trabajos de hoy y las carreras del mañana.
Tercero, haremos que el comercio funcione para América formando nuevos tratados comerciales [léase Latinoamérica]. Y cuando naciones hagan trampa en comercio [léase China], habrán consecuencias implacables.
Cuarto, para asegurar a todos los empresarios y todos los empleadores que sus inversiones en América no se desvanecerán como aquellas en Grecia, reduciremos el déficit y pondremos a América en el camino de un presupuesto balanceado.
Y quinto, seremos los campeones de los negocios pequeños, el motor de América en el crecimiento del trabajo. Eso quiere decir reducir los impuestos para las empresas, no aumentarlos. Eso significa simplificar y modernizar las regularizaciones que lastiman más a las pequeñas empresas. Y significa que debemos lidiar con los costos tan elevados del seguro médico rechazando y reemplazando Obamacare.
Sin embargo, uno de los grandes momentos de la noche fue cuando le preguntaron al exgobernador de Massachusetts, ¿cuál es su diferencia con Bush? Romney respondió que sus planes son muy distantes porque los tiempos son diferentes. Mientras que Bush apoyó a las grandes empresas para fortalecer la industria, la situación de crisis que se vive en la actualidad obliga a la adopción de otras políticas y por eso él (por lo menos eso dice) centraría su apoyo en la clase media, así como en la pequeña y mediana empresa, para generar más empleos y darle un impulso a la economía nacional.
Por otra parte, Bush buscó recursos energéticos en el exterior, mientras que el plan de Romney busca hacer a Estados Unidos, energéticamente independiente.
Sin embargo, Obama hizo ver a la audiencia que esto no es cierto, al mostrar que los ejes articuladores del plan económico de Romney son: cortar impuestos y aumentar el presupuesto de la defensa. Exactamente el mismo que hizo Bush. El único problema, es que el actual candidato republicano ha disfrazado su plan con un discurso menos de derecha. Incluso, el actual presidente remarcó que la diferencia entre Romney y Bush está en los temas sociales, donde el candidato es mucho más extremista.
Uno de los ejemplos de esto fue en uno de los temas que más nos interesa: la migración. Obama ha decepcionado a la comunidad latina dentro y fuera de su país en este aspecto, por el poco interés de solucionar los problemas diplomáticos y migratorios con los países de América Latina, así como por la pasividad que mostró con la Ley Arizona. Sin embargo, fue aquí donde acertó su golpe más fuerte.
Los dos candidatos reconocieron que Estados Unidos es un país de migrantes y hablaron del impacto que tienen para el “progreso” de la nación. Pero los dos remarcaron la importancia de las leyes en ese tema y que no se puede permitir la migración ilegal.
Los dos concordaron que la persecución de inmigrantes sólo se debe de centrar con los criminales no con los estudiantes ni con los trabajadores que realmente no hacen ningún daño directo. También, dar apoyo a los hijos de migrantes para que adopten la naturalización.
En este punto discreparon un poco ya que Obama dijo que con que reconocieran a Estados Unidos como su país, sean ciudadanos rectos y busquen apoyar a su nación, es suficiente para que consigan su naturalización. En contraste, Romney mencionó que deberían de hacer algún acto de fidelidad como ENLISTARSE EN EL EJÉRCITO.
El golpe que dio Obama fue con relación a la Ley Arizona y a la “self-deportation” (autodeportación), con lo que demostró que el discurso “progresista” de Romney no es más que un disfraz de su verdadera política conservadora. El candidato republicano dijo que sólo apoyaba una sección de la Ley Arizona, en relación a la detección de inmigrantes ilegales, pero el presidente aclaró que uno de los principales asesores de Romney fue de los creadores de dicha ley.
Finalmente, en el tema del control de armas, Obama dijo que está de acuerdo con la famosa Segunda Enmienda, por la larga tradición de armas para uso deportivo, pero está conciente que se debe restringir el uso de armas militares y de explosivos.
En cambio, Romney dijo que no se deberían de realizar más reformas, pues las armas automáticas ya están prohibidas. Y aprovechó para reclamarle al presidente el episodio fallido de “Rápido y furioso”, tema que Obama pasó de largo para remarcar la poca congruencia del candidato republicando con relación al control de armas automáticas.
Una vez más, Romney cerró su discurso de forma religiosa al decir que “mi pasión surge de que creo en Dios y creo que todos deben de adorar a Dios en su forma”. En este sentido, remarcó su actividad como misionero [mormón].
En esta ocasión, aunque el debate estuvo muy cerrado, la opinión general es que Obama ganó. Veremos qué pasa el próximo lunes, el último debate antes de las elecciones el 6 de noviembre, cuando se hable de política exterior. Por ahora, los dejamos con el mapa electoral como está el día de hoy.