En el marco de la fiesta nacional que celebra al reverendo Martin Luther King, Obama pronunció su discurso de investidura y ha dejado claro que no ha podido revitalizar las ideas de King.

Igual que como lo hiciera el reverendo King en su histórico discurso de 1963, Obama comenzó su discurso de investidura citando la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y recordando los valores de libertad e igualdad impresos en aquel documento: “aquello que une a nuestra nación, no es el color de nuestra piel, los mandatos de nuestra fe, o los orígenes de nuestro nombre. Lo que nos hace excepcionales –lo que nos hace americanos- es nuestra adherencia a una idea, articulada en una declaración hecha hace más de doscientos años:  «Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad»“.

En los años sesenta, el reverendo King había logrado guiar al movimiento por los derechos civiles hacia la resistencia pacífica y la participación ciudadana. Decían que Luther King era una enciclopedia de Teología e Historia, su interés por la Filosofía, le ayudó a hermanar la lucha jurídica y social con el respeto al prójimo y la importancia de la unidad. Un idealismo que dialogaba con las ideas de Gandhi pero bien enraizado en un marco jurídico fue lo que llevó al reverendo King a ser una poderosa voz que se ganó el respeto de las sociedad y sus líderes.

Obama ya había citado desde luego a Luther King, por ejemplo en su primera toma de protesta. Pero el discurso de Obama sigue intentando actualizar las ideas de King sin mucho éxito. El nuevo presidente ha tratado de utilizar las nociones de libertad y hermandad del reverendo para extenderlas a la sociedad entera: “Hoy continuamos nuestro sendero sin fin para formar un puente entre aquellas palabras y la realidad de nuestro tiempo”. Según Obama la segregación y la discriminación no son el enemigo a vencer; son las vicisitudes económicas y todo aquello que amenaza la democracia (mundial) lo que debe ser vencido para que el norteamericano se gane su libertad.

“La libertad es una regalo de Dios, pero debe ser preservado por los hombres en la tierra. No es el estado el que puede resolver todos los problemas: mantener nuestras libertades individuales requiere finalmente de acción colectiva”. Ha dicho Obama frente a una multitud menor a la esperada.

Y es que Obama ha tratado con todas sus fuerzas de actualizar una lucha social que carga con las banderas de la libertad y la igualdad, las mismas banderas que el reverendo King enarbolaba pero pocos piensan que este discurso pueda volverse una realidad en una nación cuyas rupturas políticas internas la han llevado a un declive económico terrible; una nación multiétnica que no ha aprendido de la importancia de la colaboración  y no se ha inscrito en una sana globalización, la del intercambio cultural, sino en otra, una más violenta del avasallamiento cultural.

Cuando Obama tocó el tema de la guerra afirmó que “Nosotros aún creemos que mantener una seguridad y una paz duraderas no requiere de una guerra perpetua”, y le recordó a los asistentes que las muertes en el extranjero son el precio que pagan por la libertad.

Estados Unidos sigue justificando su política externa utilizando la misma retórica que los ha caracterizado desde la Segunda Guerra Mundial: “A nadie le incumbe más la paz del mundo que a su nación más poderosa. Apoyaremos la democracia de Asia hasta África; desde América [el continente] hasta el Medio Oriente, porque nuestros intereses y nuestra consciencia nos impelen a actuar en pos de ésos que buscan la libertad”.

A pesar de que Obama ha logrado nivelar el caos que heredó de la administración Bush y que ha sabido enfrentarse a las cámaras de representantes que han tratado de frenar sus iniciativas, el presidente norteamericano tiene menos credibilidad y aceptación ahora que cuando tomó protesta por primera vez.

Hoy más que nunca Obama debería hacer lo que presume y no logra: reanimar el discurso de la lucha por los derechos civiles y darle nuevos aires de acuerdo con el contexto actual. El discurso de King no se revitaliza siempre que se alaba la resistencia pacífica en casa pero se exportan guerras. El discurso de King no se revitaliza cuando un afroamericano logra ser presidente pero los afroamericanos, los latinos, los musulmanes, siguen siendo sistemáticamente segregados del “American Dream”. El discurso de King no se renueva siempre que “La Nación de los libres y los valientes” perpetúa una diferencia económica insostenible.

Los dragones a vencer siguen siendo los económicos, sigue siendo el problema de la inestabilidad en Medio Oriente. A Obama le sobran los enemigos. Ahí está Irán y su intransigencia que amenaza con tintes nucleares, el caprichoso principito norcoreano, el problema de las injusticias al pueblo palestino y el avispero extremista en el norte de África.

Cuando Obama nos dice “Una década de guerra está por terminar. La recuperación económica ha comenzado. Las posibilidades de América son ilimitadas, pues poseemos todas las cualidades que este mundo sin barreras demanda: juventud y objetivo, diversidad y apertura, una capacidad de riesgo sin fin y el regalo de la reinvención”, cada vez le creemos menos.

Obama definitivamente sigue sin poder actualizar el discurso de King.

Aquí está el video con el discurso íntegro.

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Con fotos de The New York Times, AFP y Reuters

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