Por Karen Villeda

Louisa May Alcott publicó el primer volumen de Mujercitas en 1868 (el segundo volumen se tituló Buenas esposas gracias a un editor medio misógino, pero por fortuna hoy conocemos a ambos volúmenes como Mujercitas a secas). A la escritora estadounidense, que escribió más de 300 piezas literarias, le sucedió lo que anhela Jo March en su propia novela (“ser independiente y ganarse la admiración de sus seres queridos eran sus dos máximas aspiraciones en la vida”). La primera edición fue ilustrada por su hermana menor, Abigail May, que es la vanidosa Amy en la narración (Amy es un anagrama de May). Las Alcott eran unas mujercitas adelantadas a su época. El padre de Louisa May Alcott, un escritor y pedagogo progresista, se codeaba con Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau por lo que ella creció inmersa en un ambiente intelectual. El escritor Nathaniel Hawthorne (el mismísimo autor de La letra escarlata) y la periodista estadounidense y activista por los derechos de las mujeres Margaret Fuller eran amigos de la familia y  contribuyeron a la educación de Louisa May Alcott y sus hermanas. Al igual que Josephine o “Jo” (que es considerada como una Shakespeare por la más dulce de las cuatro hermanas March: Beth), Louisa May se apasionó por la literatura desde temprana edad:

Jo no creía tener un don pero, cuando la inspiración la visitaba, se entregaba por entero a la escritura y su vida le parecía feliz, ajena a las necesidades, las preocupaciones, y el mal tiempo; se sentía a salvo, y dichosa en un mundo imaginario.

Foto: Hulton Archive/Getty Images

¿De que trata?

Mujercitas, inspirada en la infancia y adolescencia de Louisa May Alcott y sus tres hermanas, fue un éxito inmediato (¡se vendieron 2,000 ejemplares de entrada!). Los personajes femeninos de Mujercitas son fieles retratos de mujeres que podrían ser de carne y hueso. Más que arquetipos, encontramos que cada una de ellas es la representación de su propia naturaleza. Margaret, “Meg”, la hermana mayor, es la más prudente y responsable de las tres. Y también es la más tradicional de las March: es felizmente casada con John Brooke y encaja bien en sociedad (a pesar de su pobreza).

Jo, mi eterna favorita, es súper independiente y de fuerte personalidad, por lo que cuestiona los patrones de comportamiento que se esperan de una mujer:

Ya me parece bastante malo ser una chica cuando lo que me gusta son los juegos, los trabajos y la forma de comportarse de los muchachos. Me parece una pena no haber nacido hombre, sobre todo en momentos como éste, en el que preferiría acompañar a papá y luchar a su lado en lugar de quedarme en casa tejiendo como una vieja.

Elizabeth, “Beth”, es la amable y bondadosa del cuarteto. De carácter tímido, Beth es entrañable y (spoiler alert) obviamente cuando se muere, ya sea en el libro o en la película donde es personificada por mi amor Claire Danes, siempre lloro siglos:

Y, bueno, nos falta hablar de la odiosa Amy, quien es buena persona pero a veces se le cruzan los cables (como cuando quema el manuscrito de Jo). Eso sí, cuenta con dotes artísticos (es muy talentosa para la pintura y eso la lleva al otro lado del charco) y se queda con Laurie. Aquí les dejo ejemplos ilustrados claros de su falta de empatía: 

No podemos olvidar a Theodore “Laurie” (y a veces “Teddy”) Laurence, el adorable vecino de las March, que es una constante presencia masculina y en una relación igualitaria con cada una de las hermanas a lo largo de la novela. Existe un profundo respeto entre los cinco y es el cómplice eterno de Jo.

¿Por qué leerla?

¿Qué podemos esperar de un libro escrito por Louisa May Alcott, quien era abolicionista y sufragista? Un libro con una postura radical. Las cuatro hermanas March son opuestas pero, conforme avanzamos en la lectura, nos damos cuenta de lo mucho que se complementan. Aunque la favorita de Jo es Beth y Amy es la consentida de Meg, entre las cuatro se cuidan. Ellas crecen más al unir sus fuerzas (por algo el cuadrado es una figura perfecta). Cada personaje está sumamente definido (un claro ejemplo de la pericia como narradora de Louisa May Alcott se encuentra en la serie de cartas dirigidas al señor March que está convaleciente en Washington: ¡eso es Show, don’t tell nivel pro!).

Es así que tenemos varios tipos de mujeres que persiguen diversos intereses: cada una de las hermanas elige lo que cree que es correcto sin que las otras juzguen porque existe un apoyo incondicional. Mujercitas es un libro feminista porque defiende fieramente el tener opciones y, sobre todo, el poder decidir sin imposición alguna. Si bien cada una de las March tiene lo suyo (incluso Marmee, la madre, es un homenaje a la ecuanimidad), Jo es un imán poderoso, pues rompe con las convenciones sociales de lo que se esperaba que fuera una mujer en esa época (y todavía en la actualidad) “porque parece un chico”, es un verdadero ratón de biblioteca, se las apaña sola, trabaja como escritora para mantener a su familia, rechaza a un pretendiente que no ama, es un homenaje a la autoexpresión y la inconformidad. Jo March es una de las más grandes heroínas de la Literatura. Lucha contra viento y marea para hacer lo que ama (aunque al final nos damos cuenta de que la falta de oportunidades existe desde el inicio de los tiempos y eso también afecta a nuestra Jo).

Louisa May Alcott, Mujercitas, Penguin Clásicos (antes en DEBOLSILLO).

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Karen Villeda es escritora. Ha publicado un par de libros para niños, uno de ensayos y cuatro poemarios. En 2015 participó en el Programa Internacional de Escritura de la Universidad de Iowa. En POETronicA (www.poetronica.net) explora la relación entre poesía y multimedia. (Ah, y tiene un gato llamado León Tolstói.)

Twitter: @KarenVilleda

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